Clark

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La constancia de un amor suave


Las luces en el techo se mueven sin sentido como mis ganas de seguir intentando convencer a Adams de que salga conmigo. 

No me rindo tan fácil, pero ella lo está poniendo difícil, más de lo que imaginé. 

—¿Romeo ha sido derrotado? 

—Romeo se siente triste —respondo a Leister que está parado de brazos cruzados en la puerta abierta de la habitación. 

—Vamos a la fiesta de Sigma Tau, consigues a alguien más para que te saques de la cabeza a Acacia. 

Suspiro con lentitud porque eso no es lo que quiero hacer. 

—No tengo ganas de ir a la fiesta. 

—¡Gente es hora de la fiesta! —Volteo la cabeza hacia Liam que está en bóxer, ¡que sorpresa! 

Y está usando un sombrero rosado con plumas, unos lentes de sol amarillos complementan el disfraz a la perfección. 

Lo he visto usando peores cosas en situaciones mucho peores, quisiera poder borrar eso de mi mente. 

Exhalo colocando mis manos detrás de la cabeza. 

—¿Por qué estás con El Grinch? Te va a contagiar de su mal humor —dice Liam.

—¿Sigues reclutando para los Village People? —contraataco.

—Ellos tuvieron canciones muy famosas con doble sentido. Y el doble sentido es mi poder, así que no me ofendes. No has cumplido con tu propósito.

Estornudo, la gripe que tuve por la intervención fuera de la residencia de las chicas dejó estragos. 

Un precio a pagar del cual no tuve resultados, ni ganancias ni nada. Estuve fuera de combate por un día completo. 

Taylor asoma la cabeza entre las cabezas de mis amigos y sonríe viéndome. Mi tristeza es el alimento de ellos. 

—Dan me acaba de informar que Acacia irá a la fiesta. 

Me siento en el filo de la cama y volteo hacia ellos.

—Eso es una batiseñal —dice Leister—. Debes ir, y si no tienes suerte puedes conseguir a otra chica. 

—¡Está decidido! —exclama Liam bajando sus gafas de sol mientras me guiña el ojo. 

Cambio mi ropa en tiempo récord, tomando lo mejor que encuentro y salgo hacia el Jeep con Leister a mi lado. 

Liam sale de la misma manera en la que está —casi desnudo— y discute con Taylor que lo obliga a ponerse algo decente. 

—¿Cómo piensas convencer a Acacia? —me pregunta Leister mientras conduzco con la ventana bajada y con música de rock fuerte. 

Miro el reloj que marca las 20:20 y aunque suene tonto, pido un deseo. Pero no creo que funcione de esa manera.

—Con mi genial personalidad. 

—Ella va a salir huyendo.

Estaciono el auto cerca, pero no tan cerca de la entrada, quiero evitar que rayen el Jeep o que lo utilicen como mesa y asienten vasos sobre el capó. 

—Tengo una idea, espero que funcione —digo y ruego a la vez.

—¿Por qué tanto por ella? Es solo una chica. 

—Me gusta. 

Me mira de lado confundido.

—A mí me gustan cientos de chicas, pero no hago las locuras que tú haces por ella.

Elevo los hombros sin tener las palabras correctas para describir lo que siento por ella. 

Porque no lo puedo negar, es bonita. Es hermosa, mejor dicho, porque tiene una sonrisa bonita o porque me provoca sonreír cuando la veo. 

Me gusta de una manera extraña. Simplemente, me gusta. 

—Sólo me gusta. 

Niega la cabeza sin entenderme. 

«Amigo, ni yo me entiendo.»

La fiesta está al tope, con basura acumulándose, sorteo algunos charcos que no quiero saber de dónde vinieron. 

La última vez que estuve aquí me peleé con Leclerc y es algo de lo que no me arrepiento. 

Espero no tener que toparme con él cuando esté con Adams, o tendré que dar explicaciones que prefiero no dar. 

Leister se junta a una morena apenas damos un paso en la cocina, me sirvo un vaso de cerveza de barriles. 

Comienzo a escanear el rostro de la gente esperando ver sus ojos chocolates. 

—¡Hermano! Pensé que nunca más te volvería a ver aquí. —Sonrío viendo a uno de mis antiguos hermanos de Sigma Tau—. Creí que tu nombre estaba vetado. 

—Lo está.

—Hubiese preferido que te quedaras. No odio a Leclerc, pero te prefiero a ti. —Le entrego el vaso de plástico que estoy sujetando hace rato y Cillian se lo termina de golpe. 

—Todos me prefieren, pero era él o yo, y quise irme. No quería seguir viéndote la cara. 

Cillian se ríe a mandíbula abierta y me doy cuenta que está mucho más borracho de lo que aparenta. Palmeo su brazo alejándome antes de que intente que me ponga a su nivel.

Busco a Leister y él ha cambiado de chica. Ahora está bailando con una rubia bonita. Entrecierro los ojos porque se me hace conocida. 

Busco cerca de ella y la encuentro, pero antes de dar un paso y salvarla de la incómoda situación en que se encuentra, la observo detenidamente. 

Benditas faldas, como las amo.

Sus piernas se ven increíbles, parecen tan tersas que quiero pasar mis manos por ellas, muy despacio. Sacudo la cabeza y me despabilo caminando hasta ella. 

Esta noche debe ser la noche. Hay que arreglar las cosas y conseguir una cita con Adams.

Suerte, ven a mí. 

 

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El amor a colores ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora