Madre orgullosa (AU):
—Mamá, ¿Estás segura de que no quieres volver ya a casa? hace mucha calor y hay demasiada gente. Ya hemos reivindicado bastante... —. El ruido, la música y los gritos de la gente no son impedimento para que Elena escuche a Liam.
Elena, que sostenía un cartel que decía, “Celebra el poder del amor” hecho por ella misma, se volteó hacia Liam, viéndolo atentamente. Podía notar que estaba sudado y probablemente algo nervioso.
—Cariño, no solo se trata de reivindicar, también hay que celebrar. ¡Celebrar lo que eres! ¡Celebrar la libertad! ¡Celebrar los derechos que poco a poco vamos ganando! —su orgullo era inmenso, y obviamente no pasaría desapercibido.
Un chico moreno, alto y con bastantes músculos llegó hacia ella. Sus ojos café la hipnotizaron de inmediato, tomó el brazo del chico.
—¡Muy bien dicho señora! ¡A celebrar se ha dicho! —. Su voz era gruesa y seductora.
—Claro que sí. Toma. Sujeta. —. El cartel que sostenía era pasado a Liam, que lo había agarrado sorprendido.
Aunque no acabó ahí, otro chico, esta vez con bigote, de piel blanca como el mármol que llevaba una boina de Policía, dos bandas en sus hombros y lentes al estilo Terminator se acercó a la madre de Liam.
—Ya me hubiera gustado a mi tener una madre así —. Le entregó su gran brazo lleno de músculos.
—¡Todos somos una familia! (Uy... Que brazos) —. Tomó encantada el brazo del chico, alejándose de Liam poco a poco, aquel aturdió quedó solo en medio de la gran marcha.
Con la cabeza agachada sin poder creerlo aún, se sentía indignado.
—No es justo... Una calle llena de hombres homosexuales y hasta mi madre encuentra más oportunidades que yo.
Aún con el cartel en mano, lo único que le quedaba era seguir marchando, pero como si fuera magia un chico apareció a su lado, llevaba dos refrescos en su mano.
—¿Era ella tu madre? —. Preguntó sin más.
—Oh. Si, es mi madre.Debía admitirlo, la belleza de aquel chico desconocido era grande, más que todo sus ojos y cabello.
—Por cierto, soy Theo —. Le extendió una mano, esperando que Liam lo saludara de la misma manera.
—Lindo nombre, soy Liam —. Ambos sonrieron, Theo volteó detrás de Liam, habían una chica esperándolo llevaba lentes de sol.—Tendría que haber ido a dejar los refrescos, pero —. Sonriendo, le entregó un refresco de Liam —, ten, hablemos un rato.
Tartamudear no era lo que Liam haría en una situación normal, pero, la belleza del otro chico era inefable, además, ¿Ofrecerle un refresco? Le hacía pensar a Liam que ya lo tenía planeado.
—Perfecto —. Sonrió.