Fiebre:
¡Holaaa! He vuelto luego de... ¿Cuántos meses? ¿Seis? No lo sé, en fin.
He regresado con un one shot de smutt, se los debía.
La piel cubierta de sudor de Liam empapaba las sábanas, pegajosas y calientes. Volvía a tener fiebre, nada grave. Se había contagiado de algo en el viaje y ahora estaba recostado en la cama que compartían, envuelto en mantas. Theo se había levantado para preparar té y coger agua fresca para que Liam bebiera. Estaban esperando a que la fiebre desapareciera, ya que la temperatura central de Liam subía lentamente cada día. Era sólo cuestión de tiempo que se rompiera, dejando que Liam se recuperara y volviera a la normalidad.
Theo se había acostumbrado a que Liam entrara y saliera de la conciencia, que estuviera quieto pero suspirando en su sueño, luchando contra cualquier enfermedad que lo asolara. Pero hoy, cuando Theo regresó, Liam parecía perturbado. Theo se preguntaba si Liam estaría teniendo una pesadilla, luchando contra algo más que la enfermedad. Liam suspiró y dejó el agua y el té en la mesilla de noche. Antes de extender una mano para calmar el cuadro febril de Liam, se detuvo.
Liam no estaba sufriendo una pesadilla. Era un movimiento lento, meticuloso y controlado. Unas caderas temblorosas chocando contra las sábanas manchadas de sudor, persiguiendo el placer. Liam y Theo se habían acostumbrado a la liberación orgásmica diaria en su nueva vida, a menudo varias veces al día. Desde que Liam había caído enfermo, ambos habían estado sin nada. Theo al menos había encontrado migajas de saciedad en la palma de su mano, pero no era suficiente.
Liam no tenía nada.
Theo continuó observando cómo Liam empujaba su palpitante polla en la cama, con suaves y desesperados gemidos escapando de sus labios. Theo se dejó llevar por el movimiento rítmico de Liam, imaginando qué dulces sueños podría estar teniendo Liam.
Theo fue sacado de su fantasía con un suave grito por él.
—Theo —Theo contuvo la respiración, acercándose lentamente a la voz—. Theo, por favor.
Theo sonrió para sí mismo. Tocó con una mano la piel de Liam, aparentemente más caliente ahora que antes. Tuvo que tomarle la temperatura antes de darle agua—. Liam, abre la boca.
Liam hizo lo que se le indicó, con la boca abierta y esperando algo más que un termómetro. Theo sintió una punzada en sus pantalones. Su deseo de deslizar su polla por la garganta flexible de Liam era demasiado tentador. En lugar de eso, tomó la mandíbula de Liam, cerrándola ligeramente, y manipuló la sonda bajo la lengua del beta. Liam dejó escapar un suave suspiro de decepción.
Theo sacó el termómetro al oír la señal—. 102.2. Toma un poco de agua, Li. Toma, siéntate.
Liam gimió y apartó la cabeza—. No.
Theo suspiró, pasando sus dedos por el cabello empapado de sudor de Liam—. Por favor, Li. Tu fiebre sólo está empeorando. Deja que te cuide. —Liam volvió a gemir, agarrando sus débiles manos en el borde de la manta, tratando de bajarla. Murmuró contra la almohada, con palabras confusas y poco claras—. ¿Qué has dicho, Liam? No pude entenderlo.
Liam inspiró profundamente y giró la cabeza hacia Theo—. Entonces cuida de mí.
Theo se sintió sorprendido por lo que había escuchado—. Li, yo... —Una respuesta quedó atrapada en su lengua mientras veía a Liam despojarse de la manta de su cuerpo desnudo, con una ligera elevación de sus caderas en espera. Su dura polla se apretaba contra su muslo, goteando en las sábanas, mezclándose con el sudor que ya estaba allí. Theo sintió que el pulso se le aceleraba en su propia polla. Con la manta desplegada, Theo pudo olerlo. Una dulzura caliente y febril. Theo quería probarlo, tenerlo.