One-Shot en medio de la noche:
La tormenta estaba más fuerte de lo que normalmente estaba en el mes de agosto, el auto de Liam quedó varado a una orilla de la calle, por suerte, había quedado cerca de una residencial lo cuál le daba la opción de pedir que le brindaran un poco de ayuda hasta que pasara la tormenta.
Bajó del auto, completamente decidido.
Corrió lo más rápido que pudo hasta la primera casa que se encontró. Tocó varias veces, pero en ningún momento alguien abrió la puerta.
Colocó su suéter por encima de su cabeza, intentando taparse del agua, lo cuál resultó inútil, ya que de igual forma terminó completamente empapado.
Llegó a la segunda casa que se encontró, y nuevamente comenzó a tocar varias veces la puerta, nadie salió. Así que decidió bajar las gradas, pero luego, vio una luz que provenía de ese mismo lugar.
Alguien había abierto la puerta.
Por dentro, Liam quería llorar de felicidad, estaba comenzando a preocuparse. Volvió a subir las gradas y entró como si de su casa se tratase.
—Lo lamento —comenzó a decir—, es solo que la tormenta allá fuera no es muy agradable.
—No te preocupes —respondió un chico e inmediatamente Liam reconoció su voz.
Levantó su rostro y lo vio ahí, parado a un lado de la puerta. Era Theo Raeken.
—Theo Raeken, ¿cierto?
—Sí —respondió Theo, algo dudoso.
—Eres el capitán del equipo de Lacrosse —dijo Theo, señalándolo con un dedo.
Liam asintió: —El mismo.
—Liam Dunbar —dijo y extendió su mano. Theo la tomó.
Ambos se veían a los ojos, Theo se perdió en los de Liam y Liam en los de Theo, una ventisca que provenía de afuera los separó del momento. Theo fue el primero en reaccionar.
—¿Quieres tomar asiento? —preguntó.
—Moriría si estuviera de pie un segundo más.
Ambos se dirigieron hasta el sillón de la sala, en un inicio, Liam iba entusiasmado por sentarse en los cómodos sillones de Theo, pero su ropa empapada por la tormenta lo hizo resignarse.
—Te traeré algo de ropa seca —dijo Theo, subiendo las escaleras hacia su habitación.
Liam solamente sonrió y al verlo doblar hacia lo que suponía que era su habitación, la curiosidad emanaba de él. Volteó hacía todas lados, buscando en donde enfocar su lado curioso, al lado de la chimenea vio una estantería con varios libros.
Caminó hacia ellos, empapando la alfombra.
Pudo notar clásicos de la literatura, libros de romance aunque algo escasos y varios, varios libros de misterio y fantasía.
—¿Te gusta leer? —preguntó Theo, llegando de repente.
Liam volteó, algo avergonzado.
—No realmente —respondió, acercándose al cuerpo de Theo—, pero veo que a ti sí.
Theo sonrió de lado.
—Te traje ropa seca.
—Gracias —dijo Liam.
—Preparo chocolate, serviré un poco, mientras te cambias de ropa —dijo Theo, caminando hacia la cocina.