Capítulo 7

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— ¡Feliz cumpleaños! Chillo Alice abalanzándose sobre mi. -Cada año más cerca de la muerte.

— Wow que gran saludo el tuyo.

— Intento ser lo más original posible.

— Lo he notado.

— Ya igual sabias lo grandiosa que soy y fabulosa.

— Cuanta humildad.

— Lo se soy todo un corazoncito de miel.

— Si tu lo dices.

— Pero mira que conseguí. Dijo ella sacando algo de se bolsillo. – ¡Dos entradas para Fourth Winter![1] Joder ya quiero gritarle como loca a Mike que es un papasito de los buenos.

— Seguro que para el bueno no es su definición.

— Entonces un dios en todo su esplendor.

— ¡Ali! Grito mi hermanito mientras corría para abrazar a mi mejor amiga.

— ¡Pequeñín! ¿Cómo ha estado el niño mas encantador de todos?

— Y yo que ¿soy? Pregunto Peter fulminando a su hermana con la mirada.

— Tu eres parasito numero dos y por ende ya tienes definición.

— ¡Tu eres el parasito! ¡loca!

— Futuro embajador ¿que he hacho para tenerlo hoy en mi cumpleaños? Le brome a Peter ya que el siempre hablaba con tanta elegancia y siempre queriendo saber todo.

— Es más, un tratado de paz.

— ¡Oh! entonces créame que encantada firmo los papeles. Con eso provoque que su gesto molesto se relajara.

— ¡Pasad! Vengan hay mucho que comer.

— Siempre será un gusto verla señora Joan. Dije saludando a la mama de esos dos demonios con el apodo que le gustaba ya que odiaba cuando le llamaban "señora Khepner" por que decía que le hacia sonar muy vieja para la edad que tenia.

Después de 7 años mamá se empezó a acostumbrar a la presencia constante de la señora Joan en mi vida, aun que fue un camino de guerras constantes logro "asimilar" que era una persona que yo quería en mi vida. Claro que papá no lo aceptó y solo ignora a el señor y señora Khepner.

— El gusto es todo mío, compañera de tasa de chocolate. Me guiño un ojo.

— Me paso por ahí el viernes para tomar esa tasa con chóclate. Le sonreí.

— Siempre habrá una tasa esperando por ti Ela. Me dio una sonrisa dulce. La verdad es que yo adoraba a esa señora. – Alex va a llegar un poco tarde por que ya había quedado con algunos amigos. Eso hizo que un pinchazo de desilusión me atravesada.

— Si claro no hay problema.

— No te preocupes cariño de seguro no tarda sabes lo importante que eres para el.

— Si, ya que después de todo no hay otra persona que lo aguante como yo... su amiga. Entonces solo no pude evitar mirar con un poco de tristeza, a pesar que hacia lo posible para que no se notara.

— Oh cielo ¿recuerdas ese libro que leímos juntas?

— ¿El principito?

— "Es muy simple: no se ve bien, sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos"

— ¿Qué quieres decir?

— Cariño no podemos esperar a que las otras personas tengan todas las piezas juntas si no las ayudamos a ver.

Algo Simple ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora