Capítulo 18

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Frustración, ira e impotencia.

Eso sentía al saber que Alex estaba de regreso. No podía tolerar el recuerdo de "su adiós inesperado" No quería ni encontrármelo, no podía. Simplemente dolía, aun que hayan pasado años y se suponga que debo empezar a ser más madura, no podía. Con Alexander nunca pude abstenerme a "debo" el siempre sacaba emociones descontroladas dentro de mi. Obvio que esta no iba a ser la excepción, debo admitir que odiaba saber que todavía tenia ese efecto en mi.

Verlo de nuevo era algo para lo que definitivamente no estaba preparada.

Quizás nunca lo hubiera estado.

Pero Alexander siempre me tenia que llevar al borde, mental y físicamente. Dios lo idiota no le quitaba lo guapo, se notaba que los años jugaron a su favor. Ya no era el mismo chico con aires desarreglado, no ahora era alguien en definitiva "intimidante".

Y en definitiva el azul le quedaba fenomenal.

Lo anillos en su mano derecha.

Dios era tan...

Moví la cabeza queriendo votar esos pensamientos, la frustración seguía presente ante el recuerdo. Por ello que me revolví en la cama varias veces. El sueño no era algo que se asomara, cansada y frustrada, me acerque a la ventana.

Un torbellino de recuerdos me golpeó cuando abrí las persianas, el aire de la noche hizo estragos en mi piel dándome una ola de frio. El frio nocturno. Como ese frio nocturno. Como esa vez, esa vez con el. Su beso en mi frente, su piel tocando la mía tan delicadamente.

Mi primer beso.

Si es que se le puede decir así.

Me senté sobre el suelo mirando la calle, la noche, las estrellas y la luna. Alex había vuelo, tenia que afrontarlo. Pero no podía, aun dolía. Había tratado de bloquear todos sus recuerdos, su existencia en mi vida, nuestra pelea y la noche estrellada. Había vivido estos últimos años una mierda, intentaba ser positiva, pero ¿acaso se le puede sacar algo de positivo a toda la mierda en la que se basaba mi vida? Y tener el recuerdo de Alex me dolía, una de esas noches en la casa hogar con Lanson. Yo lloraba, suplicaba su nombre, anhelaba un abrazo suyo y deseaba que dijera esas 7 palabras que tanto necesitaba.

No estas sola ela, yo estoy aquí.

Pero nunca las escuche.

Los recuerdo duelen, queman las heridas y sangran en tu interior, eso sentí. Lo sentí con él. Me sumergía en un túnel sin fondo, así que como si fueran una maldición. Los encerré como en una caja de pandora, diciendo que algún día podría avanzar y olvidar.

La carta.

Aun seguía guardada en mi cajo de la mesilla de noche, me había visto tentada abrirla más de una vez. Pero no tenia el valor, ni las agallas.

¿Para que voy a leer algo que solo me dolerá?

Estaba segura que en la carta decía que el se iba, intentaba justificar sus actos de cobardía. Sabia que para el yo no era tan importante, por que cuando una persona te importa de verdad "hablas, la buscas y no te escondes" la carta era su forma de esconderse, de no enfrentarme.

Era un cobarde.

Yo he dado la cara muchas veces, siempre que me lastimaban. Aun que me lastimaran un montón de veces, seguía levantando la mirada y enfrentando a la mierda que me toco. No huía, aun que ganas no me faltaba. Seguía de pie por las personas, por esas personas que me importaban. Eran pocas, pero eran bien apreciadas.

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