𝑳𝒆𝒊𝒈𝒉𝒕𝒐𝒏
Me sentía muy cómoda con la doctora Ramírez, sentía que de verdad me escuchaba y no asentía con la cabeza por complacerme. Al fin y al cabo era psicóloga, era su trabajo, pero sentía que de verdad se implicaba y no como la última psicóloga que había tenido, que me daba la sensación de que siempre quería terminar rápido.
Eso no quitaba el hecho de que me costaba hablar, pero ella entendía que siempre había solucionado mis problemas sola. Pero estaba muy equivocada. No los había solucionado en su mayoría. La pasada sesión me di cuenta de que las espinas que creía haber sacado yo sola, seguían clavadas en mí de alguna u otra forma. Como decía la doctora, mis dedos no eran suficientes para quitar una espina, necesitaba la ayuda de unas pinzas. Ella era esas pinzas.
―Tenemos que comenzar desde el principio para saber qué pinzas usar ―me dijo con una sonrisa en la cuarta sesión―. ¿De qué sirve sacar la espina más reciente cuando hay muchas más que están a punto de incrustarse en tu piel por culpa de haber estado tantísimo tiempo clavadas? Podríamos decir que éstas ayudan a que la última se infecte con más rapidez.
―¿Y cuál es el principio exactamente?
―Lo que te llevó a sumergirte en una relación abusiva fue el querer sentirte querida y que confíen en ti pues al principio así era, ¿cierto? ―Yo asentí con la cabeza. Habíamos llegado a esa conclusión en las últimas sesiones―. ¿Por qué? A ver, casi todos y todas queremos encontrar el amor, una persona que nos quiera tal y como somos y que nos proteja y confíe en nosotros, pero tu ansia era tan grande que permaneciste en esa relación que comenzó siendo idílica pero que se convirtió en un seguido de abusos constantes. No te diste cuenta de que estabas siendo manipulada. Así que ese "por qué" es... ¿Por qué esa ansia?
No supe qué decir. Sí era cierto que cuando comencé a salir con Holland me aferré con fuerza a él y no me di cuenta de la realidad hasta pasados dos años de relación. Pero... ¿por qué esa ansia?
―No lo sé...
―¿Tuviste pareja antes de Holland?
―En París salí con algún chico, pero... fueron cosas de una noche y poco más ―admití.
―¿Y antes de marcharte a París?
―Garrett ―dije automáticamente, casi sin pensar. Ella me señaló con su bolígrafo y apuntó en su bloc de notas.
―Garrett...
―Con doble R y doble T.
Ella sonrió divertida y me miró tras apuntarlo.
―Así que Garrett... ¿Quién es Garrett, qué ocurrió con él y qué relación tenéis ahora?
―Garrett es el hijo de unos amigos de mis padres. Yo soy de Nueva York pero mis padres y abuelos son de Los Ángeles, por lo que cada verano veníamos aquí y nos juntábamos con él y su hermano. Yo... bueno, siempre coqueteaba con él y le tiraba la caña en broma porque siempre me pareció muy guapo y muy inteligente. El verano de mis diecisiete, me di cuenta de que me gustaba pero no fue hasta el siguiente verano, unos meses antes de marcharme a París, que le confesé lo que sentía y, bueno, él sentía lo mismo que yo. Fue un amor de verano muy intenso.
―¿Qué ocurrió cuando tuviste que marcharte?
―Sabíamos que lo nuestro tenía fecha de caducidad, pero él comenzó a planear cosas en su cabeza para cuando yo me fuera. Ir a verme en Navidad, escaparse algún que otro día no festivo, seguir con lo nuestro... Pero él sabía de sobras que yo no quería estar pasándolo mal en una relación a distancia. Unos días antes de irme, quedamos en vernos y decidí que lo mejor era terminar lo nuestro allí, de buena forma, para que cuando yo volviera al cabo de cuatro años pudiéramos vernos, sonreírnos y hablar sin problema. Sin embargo, él no se lo tomó nada bien. Hizo caso a su amigo, que es tóxico de cojones y me detesta, y acabó pensando que lo había estado usando todo el verano para darnos algunos revolcones. Ahora me odia y yo no puedo ni verlo en pintura porque, básicamente, me llamó zorra por haberlo dejado, cosa que le advertí que haría nada más empezar con lo que teníamos.
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Al caer las estrellas ©
RomanceCon veinticuatro años, un ex novio más tóxico que el arsénico y una empresa recién inaugurada, Leighton comienza una nueva vida de la mano de su prima Emma en Los Ángeles, a unas tres mil millas de su quería Gran Manzana. Garrett sigue resentido con...