Narra Mónica
Acababa de llamar a mis padres para comunicarles la buena noticia, cuántas ganas tenía de darles buenas noticias, me habían preguntado qué había dicho Vanesa al saberlo. Les dije la verdad, un poco maquillada.
—Todavía no se lo he dicho, vosotros tenéis prioridad, por favor, que eres la madre que me ha parido —le dije a mi madre.
No era mentira, pero si hubiese estado bien con Vanesa a ella habría sido la primera a la que hubiera llamado, o más probable aún, habría estado a mi lado cuando me lo hubiesen comunicado. Yo todavía andaba con muchas dudas e inseguridades con respecto a nuestra relación, las horas pasaban y ahora mismo solo me quería concentrar en el trabajo, tenía que dirigir las Noticias del Fin de Semana y me quedaba mucho por hacer aún.
La noticia de la nominación no saldría a la luz hasta la semana que viene, tenía aún tiempo para pensar si coger el teléfono y marcar su número para contárselo. Ella, por su parte, no dejaba de llamarme, incluso me había dejado mensajes en el buzón de voz, con los que yo había reído entre lágrimas por sus ocurrencias y porque la echaba de menos. Echaba de menos lo que teníamos, tanto que me aferraba a aquellos mensajes en el buzón como si de un salvavidas se tratasen, sobre todo por la forma en la que los acababa.
—Te quiero Moni, que no se te olvide nunca.
Colgaba, y yo me quedaba en el silencio de mi habitación, en el silencio del salón, con el móvil en la mano y pensando en ella, imaginándomela en todos los rincones de mi casa. Viéndola frente a la puerta, recordando el primer beso que nos dimos, mi temor y mi fuego, su sonrisa y su delicadeza, su olor, que inundaba mi casa y las risas y las caricias.
Cogí mi ordenador, tenía que trabajar, mucho además. Y así me pase los siguientes cuatro días, cubriendo todas las noticias, en redacción y en el plató, presentándolas. Cubriendo también un par de últimas horas que me habían dejado agotada, trabajo extra para ayudar al equipo a sobrellevar todo lo que estaba ocurriendo en España y en el mundo, actos terroristas, la toma de posesión de Donald Trump... parecía que el mundo se había vuelto loco justo durante esa semana. Todo aquello debía ser analizado, canalizado, redactado, dirigido y expuesto, me encantaba mi trabajo, pero mientras lo hacía, siempre tenía una ligera sensación, en el fondo, un poso, como el que se hace en el vino, que me decía que todo aquello habría sido mejor con ella a mi lado.
Narra Vanesa
Quedaban dos días para el inicio de gira, ya estaba de vuelta en Madrid, ensayando sin parar todas las canciones de "Munay", comenzaría en el WiZink Center, además era sold out, estaría lleno a rebosar y ya estaba nerviosa. Para ser justos, no estaba solamente nerviosa, me subía por las paredes, este disco era un trocito de mi vida y en tan solo dos días se lo brindaría a miles de personas, siempre me pasaba antes de empezar la gira, no me podía estar quieta, se me acumulaban en el pecho los nervios que hacían que mi corazón latiese con más fuerza.
No solo aquello, había estado viendo la televisión de fondo, mientras ensayaba todos estos días, tan solo para ver a Mónica. Parecía que estos días estaba todo el día dando noticias de última hora, era un poco triste poder verla solo a través de la televisión, pero al menos la veía en directo, puede parecer una locura, pero es que la desesperación que tenía porque me hablase me estaba trastornando. Estábamos en Madrid las dos, podía haber cogido el coche y haberme plantado en la puerta de su casa en cualquier momento, pero no lo hice por miedo, no quería que me dijese: «esto se ha acabado, definitivamente», me entraba pánico solo de pensarlo.
Pili vino a visitarme a Málaga para animarme y me hablamos, me dijo:
—Oye, que voy a estar en primera fila viéndote, y Eva también, no nos lo perderíamos por nada del mundo.
—Qué bien, la verdad es que ver caras conocidas en primera fila siempre me da más fuerza.
—Por cierto, me ha dicho Ana que hay un sitio libre a mi lado.
—Y, ¿que me quieres decir? —le pregunté, intuyendo ya la respuesta.
—Ya lo sabes, venga díselo, es la prueba de fuego, tiene que ir, si de verdad te quiere, irá —afirmó, mientras que yo la miraba dudosa.
Seguía en duda, el miedo que tenía era que no apareciese, que no la viese allí cuando comenzase a cantar, y al principio del concierto me diese cuenta de que lo nuestro no tenía solución. Me podía poner a llorar allí mismo, delante de tantas personas, me vendría abajo y tendría que remontar yo sola, mientras que les cantaba. Sinceramente, no sabía si estaba preparada para aquello, para enviarle la entrada y que cuando llegase el momento su silla estuviese vacía, pero no solo la silla estaría vacía, sino que yo me vaciaría de toda esperanza de volver a recuperarla, y eso me destrozaría. este plan lo habían elaborado entre Eva, Pili y Ana, me estaban poniendo entre las cuerdas pero al final decidí enviárselo.
V: Te lo envío por escrito por si acaso no escuchas los mensajes el buzón, ni los audios. He visto que estás muy liada con las noticias, pero bueno, ya sabes que empiezo la gira el viernes.
V: Te mando la entrada, está en primera fila, al lado de Pastora o Eva, como quieras. No hace falta que te diga lo que significaría para mí que estuvieses, ojalá te vea, lo deseo con todo mi alma.
Narra Mónica
—Vaya amiga que tengo. ¡Nominada a la Antena de Oro! Menuda fiera —me dijo Ana (Pastor).
Estábamos tomando algo en mi casa, se había acercado para felicitarme en persona.
—Pero, ¿cómo te has enterado?
—Pues yo, que tengo mis contactos, porque por ti no ha sido, me tienes olvidada.
—Calla, calla, ¿tú has visto todo lo que hecho estos días? Voy de un lado al otro sin parar —le dije excusándome.
—Claro que lo he visto, estoy pegada a las noticias solo para verte.
—Miedo me das.
—Recuerda que mi trabajo también se basa en las noticias, tengo que verlas, y qué mejor que presentadas por ti y por Mati. —sonrió— Bueno, y como te he visto, me ha dado la sensación de que estás triste, llámame loca, o lo que quieras, pero te veo off.
—Ten amigas para que te digan esto, que estoy decaída, tú anímame, claro que sí, ole tú —le contesté echando balones fuera.
—Bueno, ¿qué te pasa? Suéltalo ya, que a mí no me engañas, demasiados años juntas.
Me había pillado, no es que no lo quisiera contar, porque no quería revivirlo otra vez. Aunque, Ana tenía que saberlo, se lo relaté todo al detalle.
—¡La Virgen!, deja que lo procese porque me has dejado en shock —me contestó mientras se llevaba una mano a la frente.
—Cómo estás con los anglicismos —le contesté mientras que ella se quedaba callada, pensando.
—Yo sinceramente creo a Vanesa, está claro que se arrepiente, y según me cuentas, también está claro que te quiere. No sé, tía, la gente se equivoca, fue un beso, sí, pero estoy segura de que lo de Malú ya está enterrado.
No dejo que le replicase, siguió hablando:
—¿Tú la quieres? —me preguntó sin más preámbulo. La respuesta era sencilla.
—Sí.
Justo cuando respondí volvió a sonar mi móvil, me habían llegado unos mensajes.
—Seguro que es ella —dije.
Abrí el chat de Vanesa y leí lo que me había escrito, se lo pasé a Ana para que también lo leyese.
—«He visto que estás muy liada con las noticias» —dijo imitando la voz de Vanesa—, vamos, esta te ve más que yo, que ya es decir.
—O sea, que del mensaje, ¿te quedas con eso?, vaya ayuda —dije medio riéndome.
—Mujer, no me seas así, yo lo veo claro, tienes que ir. Mírate, si lo estás deseando, no te hagas más daño. Si no vas, imagínatela, inaugurando la gira sabiendo que no la apoyas, me la matas. No la conozco, pero Mónica, esa chica te hace feliz.
—Tengo que ir. Tengo que ir, madre mía.
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«De Tus Ojos»
Fiksi PenggemarCuando el amor entra en nuestras vidas es imposible mirar para otro lado, esto les ha sucedido a nuestras protagonistas, Vanesa Martín y Mónica Carrillo, que se han mirado a los ojos y han dicho: «vamos allá». Y ese «vamos allá» se ha convertido en...