Narra Mónica
Y yo que pensaba que iba a ser como cualquier otro día en la oficina, como se suele decir, que iría a hacer la entrevista y haría mi programa en la radio sin nada nuevo que contar. Sí que es cierto, no os voy a engañar, que estaba bastante emocionada por el hecho de que iba a entrevistar a Vanesa Martín, una cantante que acababa de descubrir pero cuyas canciones me enamoraron al instante. Desde entonces me había escuchado "Munay", embobada con sus letras, me había escuchado "Crónica de un Baile", se podía decir que solo me faltaba por descubrir "Agua".
Aquel día, entrevistarla era un honor para mí, así podría comprender mejor de dónde venían aquellas letras que me engatusaban.
Entre en la sala, la ví, y en un principio me dio ternura, abrazada a su guitarra, protegiéndola, dejándola cuidadosamente sobre una silla y respirando hondo. Me impactó verla a unos centímetros de mí, las fotos no le hacían justicia ni a sus profundos ojos, a sus voluminosas pestañas, su nariz perfecta y sus labios pícaros, y no nos olvidemos de su flequillo, signo distintivo de la tremenda mujer que tenía frente a mí. Me hizo gracia porque me pareció que estaba nerviosa, dio un respingo desde la silla y se levantó, lo que me hizo reír.
Me presenté, se presentó, y cada una de nosotras tomó su respectivo asiento. Era extraño porque, a pesar de haber hecho decenas de entrevistas, en esta notaba como mi corazón bombeaba con más fuerza cada vez que sus ojos se clavaban en mí.
«¿Mónica, qué te pasa? ¡Tranquilízate, no es para tanto!», pensé, pero sí era para tanto, vaya que si lo era, aquella mujer, desde el otro lado de la mesa me cautivaba, hacía que respirará con más intensidad y que no parara de sonreír.
Como la profesional que soy, sobrellevé los nervios como pude, equivocándome mínimamente en algunas ocasiones, pequeños detalles, pero la entrevista funcionó tal y como se había planeado. Durante el transcurso de las preguntas y respuestas, me había dado cuenta de que Vanesa también estaba nerviosa, también me percaté de la pasión con la que hablaba de su trabajo. También me distraía porque en mi interior, una vocecilla no paraba de decirme: «¡Que no se te escape, esta no!»
Tuve que hacer caso a mis instintos, anteriormente ya le había tirado que me encantaba su trabajo, ¿de qué podía hablar ahora? Tenía que pensar rápido porque había acabado la entrevista y Vanesa se estaba despidiendo, pero no tuve que hacer nada.
—Oye, me han encantado tus preguntas, incluso había algunas que no me habían hecho nunca, y eso es difícil, créeme —me dijo con un tono alegre.
—Ya sabes, intento hacer mi trabajo lo mejor posible, pero te aseguro que el mérito no son las preguntas, si no las respuestas llenas de verdad, pasión y entusiasmo que nos contabas —aseguré, y me felicité a mi misma porque vi que esta respuesta la había complacido.
En ese momento, entró otra chica, la cual me presentó como Ana, nos saludamos cordialmente.
Narra Vanesa
—Ana, por cierto, ¿No tendrás una copia del disco por el bolso?, ¿no? —pregunté. Sé que a priori puede resultar extraño, pero si conocierais a Ana, su bolso es el bolsillo de Doraemon, sin exagerar, y no sería raro que tuviese una copia de "Munay". Como no, tenía razón, Ana sacó el disco y lo cogí entusiasmada, tomé un boli de la mesa y escribí una dedicatoria dirigida a Mónica, no podía dejar pasar la oportunidad.
—Toma, considéralo como un detalle por la entrevista, pero para aceptarlo me tienes que prometer que lo abrirás cuando llegues a tu casa —esto fue lo que dije, y a su vez pensé: «Vane, se te está yendo la olla ¡¿Qué haces?!»
Las dudas se me disiparon cuando Mónica tomó la palabra.
Narra Mónica
—Muchas gracias, lo acepto con gusto, no lo abriré tranquila —dije casi susurrando, la emoción y el cúmulo de sentimientos que sentía no me dejaban desprenderme del nudo que se formó en la garganta.
Nos despedimos, y cuando se fue, quedó en la sala, y en mi corazón un enorme vacío, mezclado con el desasosiego que me creaba no poder abrir ele disco hasta llegar a casa. Y al fin, unas horas más tarde, que me parecieron eternas, llegué a casa, saqué el disco con ansia y leí:
"Para Mónica, por sus preguntas y repuestas, por ser mar y orilla, gracias por fluir conmigo."
No acababa ahí, en el tracklist había subrayado "Sucederá", una canción que levantaba mis pasiones por una letra encendida y una melodía sensual. Y me quede así, dormida en el sofá pensando qué me habría querido decir. ¿Me la dedicaba?
Hola!
Gracias por leer esta historia, por vuestros votos y comentarios de apoyo.❤️
Acabaré la historia, subiendo, dependiendo del día, 1 o 2 capítulos por día.
Espero que la disfrutéis!!
Se agradece difusión 😊, (link de twitter en mi perfil)
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«De Tus Ojos»
Hayran KurguCuando el amor entra en nuestras vidas es imposible mirar para otro lado, esto les ha sucedido a nuestras protagonistas, Vanesa Martín y Mónica Carrillo, que se han mirado a los ojos y han dicho: «vamos allá». Y ese «vamos allá» se ha convertido en...