Promesa de sangre

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La verdad es que si hacía falta divertirse un rato después de todo el alboroto. A-Qing y JingYi caminaron por el bosque charlando para conocerse un poco más. Es la primera vez que están solos y hablan de algo más que no sea sobre la profecía.

Es muy difícil olvidar lo que sucede a su alrededor, así que felicita internamente al Alfa por mantenerla ocupada en algo más.

—Ya sabes que soy hija de una pareja gay, o como dicen las sirenas... soy una trésor. Cuéntame de tus padres.

JingYi deja de caminar y se pone pensativo.

—¿Mis padres?

—Aja. Cuéntame de ellos.

—Ojala supiera algo —el Alfa sigue caminando. A-Qing va tras él sin creer lo que acaba de oír.

— ¿Ellos murieron?

—No me gusta hablar de ellos.

—Entiendo. Lo siento.

—No es tu culpa. Tal vez algún día te cuente más de mi triste pasado... aunque no tanto como la de SiZhui.

A-Qing toma su mano y JingYi se sonroja.

—No hagas menos tu dolor, JingYi.

Sintiendo que su corazón puede explotar, el Alfa carraspea la garganta y se aleja un poco de la Omega.

—Oye... ¿Y qué piensas hacer mañana?

—¿Por qué la pregunta?

—Bueno... es fin de semana y es cuando somos libres de salir por la ciudad para divertirnos. Nada de cazar fantasmas, monstruos o demonios, sólo un día tranquilo pasándola bien. Y pensaba.... ¿Te gustaría salir... con nosotros?

A-Qing agacha la cabeza.

—No lo sé. Debo pensarlo.

—Oh... entonces mañana te buscare y me dirás si vendrás o no. ¿Te parece? Consúltalo con la almohada.

—Está bien. Pero no prometo nada.

— ¡Genial!

Sólo se escucha el canto de los grillos. El rostro de JingYi se ha vuelto rojo.

—Hasta mañana —se despide A-Qing y se aleja sin esperar respuesta.

Una vez que el Alfa Lan se aleja, A-Qing se detiene unos momentos a pensar en todo lo que ha sucedido.

— ¿Qué tal tu cita? —Xue Yang aparece entre las sombras con una gran sonrisa burlona. A-Qing lo ignora y continúa su camino hasta el gran árbol—. A ese niño le gustas.

—No me molestes —ella le enseña la lengua.

—Tsk. ¿Sabes algo, A-Qing? Ya sé cómo le harás para robar ese libro. Seduce a ese Alfa y no te negara nada.

—Sabía que estabas loco pero no tanto —A-Qing le da la espalda—. No lo hare.

—Recuerda que esto...

—¿Se te olvida lo que nos dijo esa mujer pulpo? Si cometemos un error los niños perdidos serán los que pagaran. Yo no quiero eso.

Xue Yang la rodea con su brazo y la apretuja contra él.

—Mocosa, piénsalo. ¿Enserio crees que encontraremos un dragón? Ellos están extintos, BoShan SanRen resulto ser una loca. Algo tenemos que hacer si deseamos conseguir lo que deseamos.

Ella camina de un lado a otro, pensativa.

Tiene miedo que BaoShan SanRen no haya mentido. No desea arriesgar la vida de los niños perdidos. Pero...

Los ángeles también lloran.Where stories live. Discover now