— ¡¡AHHHHH!! ¡Duele como no tienen ni idea! ¡Siento que me muero!— se quejaba SanRen mientras le jalaba de los cabellos a su mejor Jiang FengMian, soportando el parto doloroso.
Como el bebé había decidido llegar al mundo en la madrugada del treinta uno de octubre y la Omega ni siquiera podía ponerse de pie, terminó por dar a luz en la mansión de los Jiang pues cuando su madre se enteró de su embarazo, generó vergüenza a la familia al tenerlo fuera de matrimonio y con el sirviente de Jiang FengMian, la corrieron de casa.
SanRen no paraba de retorcerse ni de patalear.
— ¡Por los Dioses, idiota deja de moverte de esa forma! — le regañó Madame Yu.
—Por favor, cariño, te lo ruego, mamá te lo implora de la forma más cariñosa posible — SanRen tomó aire —.¡SAL DE UNA MALDITA VEZ Y DEJA DE CAUSARME TANTO DOLOR!
—Sí, claro que cariñosa.
— ¡Es fácil para ti decirlo! ¡FengMian fue quien trajo a tus dos hijos!
— ¿Enserio creen que es momento de hacer esos comentarios? — dijo FengMian aguantando el dolor de su cuero cabelludo. Tal vez el sufre más que SanRen, la mujer no lo suelta ni deja de sacudirlo.
La Omega pujaba y soltaba lágrimas de dolor, no podía dejar de gritar. Hasta que por fin sintió como ese pequeño ser salía de sus entrañas llorando e inmediatamente, el aroma invadió la nariz de la mamá.
La primera persona en ver al recién nacido y en tocarlo fue Madame Yu.
Después de cortar el cordón y abrigarlo con unas mantas, el recién nacido fue directo a los brazos de SanRen, dejo de llorar cuando su cabecita se recargo sobre el corazón de su progenitora.
—ZiYuan, muchas gracias — agradeció la Omega con alegría, saboreando ese mágico momento.
—Tienes que deshacerte de él — Madame Yu rompió el ambiente tras decir esas crueles palabras. FengMian sobaba su cabeza y le miro con enojo.
— ¿Qué? Es mi hijo, no pienso apartarme de él — SanRen trataba de controlar su respiración.
—Justamente porque es tu hijo... y de esa Alfa. Si alguien se entera que ChangZe es mujer, iras a la cárcel y tu bebé será condenado a la muerte. Te lo dije antes...
—SanRen tomo una decisión de tener a su hijo. Respetemos y guardaremos el secreto sobre el verdadero sexo de ChangZe, nadie tiene que enterarse que es una mujer — dijo FengMian.
Las puertas se abrieron con brusquedad, se trataba de Madame Lan quien tenía entre sus brazos a su hijo de un año, Lan Zhan. Su cuñado le hacía compañía junto con el pequeño Huan, el menor estaba casi muriéndose del sueño. La Omega insistió en traer a sus hijos para que conozcan al bebé. Claro, ella no es nada paciente.
— ¡Ya nació! Puedo oler su dulce aroma de flores de jazmines — se emociono Madame Lan y se acercó a felicitar a su mejor amiga y saludo al pequeñito que había llegado al mundo hace pocos minutos.
— ¡Un Omega! Genial... ¿Es niña?
—No, es niño.
— ¡Que mala suerte! Si hubiera sido niña, hubiera convencido a mi esposo de comprometer a Lan Zhan con tu bebé. Ahora debo esperar que tengas una niña o yo tener una Alfa — hizo berrinche Madame Lan.
— ¿Y? No suena mala idea comprometer a mi niño con Zhan.
Todos se quedaron en silencio. Lan QiRen casi explotaba pero alguien más le ganó.
— ¡No bromees con eso, SanRen! Tu hijo acaba de nacer y ya lo quieres meter en problemas— Madame Yu le jaló la oreja a la Omega provocando que se quejara.
YOU ARE READING
Los ángeles también lloran.
RomanceUna profecía muy vieja, dicta que un niño (un Beta), hijo de los mejores cultivadores y de dos varones dará fin al clan Wen, asesinando a su líder actual y destruirá el Sello del Tigre, un amuleto que por siglos se encuentra perdido y todos lo busca...