5-| Santa madre de los pechugones!

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El restaurante había cerrado temporalmente por unos 30 minutos en lo que podíamos entrar los instrumentos, probar que todo funcione bien y tocar una par de canciones para corroborar que no haya ninguna falla mediante el ensayo/show.

No lo llamaba show así como tal porque no lo era pero si era algo muy parecido, íbamos a tocar en frente de personas y estás mismas iban a prestarnos atención por el hecho de que ya hace mucho que no venía una banda a tocar.

Sin embargo hace mucho que no tocabamos todos juntos, ya que siempre tocabamos algo por separado pero....si eso sonó mal, no lo mal piensen por favor. Pero no era lo mismo que tocar todos juntos ya que tal vez ahora tocamos de otra manera.

¿Me enredo mucho al hablar?.

«Si»

Ouch, perdón je.

No estaba de más decir que estaba nerviosa, muy nerviosa, súper nerviosa, tan nerviosa que la vez que tuve que bailar en frente de todos por una estúpida obra escolar se queda corta al lado de hoy, no está demás decir que yo no sé bailar. ¿Vieron todos esos Tik Toks dónde las personas dicen "ojalá bailar bachata contigo😩😩"? Bueno espero no ser el crush de nadie jamás.en.la.vida, mis caderas están más duras que sus neuronas en matemáticas.

Mhmm, así de duras.

¡Ja! ¿Si quiera tienen? Ya lo siento, ese es Francisco.

—Alana ¿Puedes ayudar o eres muy bonita?— me quejé acomodando el estuche de la guitarra de Kevin debajo de mi axila y uno de los amplificadores con mis manos, mientras que mi guitarra colgaba de mi hombro izquierdo.

—Soy muy bonita— me respondió fingiendo un puchero, tirando su cabello hacia atrás egocéntrica.

Bufé, si no estuviese tan molesta me hubiese reído y le hubiese dado la razón, pero no hoy.

—Bien, dame eso_ se quejó guardando su teléfono en su bolsillo y tomando el amplificador.

—¿Que estabas haciendo? Me vengo quejando hace dos cuadras.

—¿Quieres callarte Kate? Por favor, piedad— se quejó Fran, quien traía la batería...o bueno, una gran parte de la batería desarmada.

Fruncí el ceño, volviendo a prestar atención a mi mejor amiga.

Mi voz se volvía muy chillona de vez en cuando, no era algo que yo controlaba ni que me daba cuenta, aveces veía videos míos que Hanna grababa cuando hacia algo gracioso- o muy torpe.- y quería pegarme un buen golpe y decirme "¡Hablá bien pedazo de pelotuda!" Porque mi voz en serio molestaba, pero eso era imposible. En realidad no sabía cómo hacían mis amigos para no pegarme un buen zape en la cabeza, pero de alguna forma lo agradecía.

Léeme En Braille, Mia [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora