Léeme En Braille, Mia [LIBRO 1]

10-| Demasiados *lesbian panic* por hoy

[Antes de empezar! Quiero aclarar que este capítulo va a ser narrado en tercera persona porque van a pesar muchas cosas de diferentes perspectivas así que para que podamos ver todas será mejor que lo hagamos de esta manera.Gracias! <3]

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Kate no pudo evitar soltar un jadeo asombrada por la decoración de Chester's, si es que eso aún era Chester's, ya que no se veía como tal.

Estaba todo decorado por cosas doradas y ya habían un par de personas sentadas en las mesas, vestidas muy elegantes.

––¿Que?–– preguntó Mia entusiasmada, quien venía aferrada al brazo de la rubia, al no escuchar nada por parte de esta.

—El lugar está asombroso— dijo Kate, voltenado hacia la castaña para acercarse a su oído y decir–– Las mesas y sillas están cubiertas por manteles color beige, en el techo están colgadas unas luces color naranja suave-

—¿Como un atardecer?.

—Exactamente. Pero son luces muy pequeñas, casi como luciérnagas. El suelo está brilloso y algo resbaloso, incluso las luces se reflejan borrosas en el, así que será mejor que te muevas conmigo para que no te caigas.

Mia asintio, aferrándose más a su amiga, dejando que la calidad que está transmitía se pasará a su cuerpo. Pequeñas cosquillas en su cuello aparecieron gracias a los susurros de Kate, haciendo que soltará pequeñas risas casi inaudible.

—¿Sus cosas ya están en el escenario?.

—Ya están, debo decir que mi guitarra se ve fantástica con tantas luces— halagó Kate sin poder evitarlo, soltando un par de risas junto a Mia.

—No puedo creer que hayas podido convencer a mi papá que me dejara venir, no se como hiciste.

—Te dijo que soy muy buena convenciendo a las personas, ¿Por qué crees que eres mi amiga?— preguntó la rubia alejándose un poco de la castaña, sonriendo de lado.

—Por tu exquisito aroma va a ser que no, va a ser que no— se burló, recordando el primer día de clases.

Mia en lo primero que se fijaba de una persona era en su perfume natural, el que describía a esa persona, y Kate ese día no había tenido suerte. Digamos que olor a desodorante barato, sudor y un poco de dulces no habían sido una buena impresión, sin embargo cuando la conoció mejor dejo que su nariz la recordara como olor a verano.

Se preguntó si en invierno cogería olor a invierno o nieve, o si en primavera cogería olor a flores, como si fuera un talento oculto que la rubia tenía.

—¡Mia! ¡Ya te dije que no fue mi culpa!— se quejó haciendo un pequeño berrinche.

—Esa historia de que pasaste por debajo de las axilas de los de sexto no me cuadra.