Vladimir
Escucho el despertador, me remuevo queriendo descansar un poco más. La luz que entra por las ventanas me asegura que no puedo seguir en la cama, que es hora de iniciar el día.
Ser un Bellucci me da muchas responsabilidades, también diversas ventajas. Una de ellas es la diversión desenfrenada, sobre todo en el casino. La juerga de anoche fue brutal, una clienta apostó la ropa y perdió, no tuve más remedio que desnudarla. Un polvo más, como tantos otros que termino olvidando al paso de los días.
Todos me repiten que necesito estabilidad, una mujer que llene el vacío que tengo. Por momentos estoy de acuerdo, me encantaría perder la cabeza por una mujer. Sin embargo, recuerdo la traición de mi ex mujer, como me engañó sin piedad y termino por sacarle la vuelta al compromiso.
Salgo de la cama y estiro los músculos. Un par de horas no son suficiente descanso. Una ducha fría y aun bostezo queriendo aferrarme al colchón. Me observo en el espejo.
- ¡Mierda! – Tengo una gran marca sobre el cuello, la camisa no logrará disimularla.
Con resignación bajo al comedor, todos esperan el desayuno.
- ¡Buen día! – Iván niega al verme. - Se ve que anoche la pasaste bastante bien.
- Nada extraordinario – trato de no darle importancia.
- Deberías conseguirte mujeres menos vampiresas – comenta Santiago. – Un día te arrancaran un trozo de piel.
- Yo si envidio tu suerte hermano – menciona Mateo. – Esos chupetones son pura adrenalina.
Lía se acerca con una bolsa de papel, examina el interior con detenimiento. Frank llega sin que lo note y le besa el cuello, ambos sonríen felices. Y pensar que ella murió por lograr un futuro a su lado. Traicionar a la mafia fue un reto que superamos al ras de la línea. Aunque he de admitir que Frank Hayes resultó ser un excelente tipo que la hace por demás feliz, aunque con un gran defecto, es celoso a morir.
El servicio coloca un plato similar a cada uno, achino los ojos al ver el de Benjamín. Últimamente Rosy lo atiende mejor que a los demás. Todos aseguran que entre ellos ha empezado a surgir algo.
- ¿Y dónde está Mía? – Mi gordita preciosa brilla por su ausencia.
- Estuvo muy inquieta en la noche, se acaba de dormir – responde Frank. - ¡Por cierto! En dos meses es la inauguración del hotel. Te lo digo desde ahora para que consigas con quien ir. Preferente alguien de quien si recuerdes el nombre.
- ¡Carajo! ¿Tan mala fama tengo?
- No, que va. – Ruedo los ojos, él era igual.
Conocer chicas diferentes cada noche sirve para dos cosas. La primera, darme cuenta que la monogamia no es lo mío, y la segunda, que el amor no fue hecho para mí.
- Ya déjenlo – reclama Lía. Pasa pequeñas cajas a cada uno.
- Sortijas de pánico. ¿Es en serio?
- ¿Cómo se siente ser espiado? ¡Ah! – se burla. - No pueden quitársela, es su seguro de vida a partir de este momento.
- Amor, entiendo que les des a ellos, pero yo. ¿Por qué? – Su cara de susto me da mucha risa.
- Por seguridad cielo, solo por eso.
Le es fiel, pero la fama de don Juan del pasado, lo precede. Lía es peor de celosa y posesiva que él.
- ¡Pobre de ti! Dónde salgas de su radar, irá a buscarte.
- Mateo ligará las señales, todos sabremos en tiempo real donde se encuentran ubicados los demás. Activaran el botón de pánico en caso de verse en peligro. Así podremos acudir a auxiliar.
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BELLUCCI, LEGADO DE UNA DINASTÍA (LIBRO 3) (EN EDICIÓN)
RomanceLa vida agitada, el constante peligro, las traiciones, hacen de Vladimir un ser desconfiado. No hay cabida para el amor, solo momentos efimeros que no lo aten a nada. Un accidente automovilistico pone frente a sus ojos a Camila Owen, pronto su mundo...