C.11 INOCENTE

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En multimedia, John y Camila Owen

Camila

Estoy con la mirada fija en la vista soleada de un nuevo día.

"Conseguirás el divorcio", fue lo que dijo al término de la noche anterior.

Vladimir me parece un sueño surreal, algo fuera de mi alcance. Su vida raya en los excesos de la riqueza, las mujeres y el poderío. No sé si la atracción que siento se debe a que busco desesperadamente compensar lo que me falta, o es que realmente me gusta. No obstante, me hizo recordar el revoloteo de las mariposas agitándose en el estómago, las ganas de besar por voluntad y el inmenso deseo de vivir un amor a plenitud.

Me asombra su seguridad al hablar. A diferencia de mí, no hay miedo en sus ojos. Sus palabras de alguna manera me dieron esperanza y consuelo.

No olvido mi situación, algo con él es prohibido en este momento.

Qué más quisiera, que poner fin al absurdo matrimonio en el que quedé atrapada. Dejar la vida desdichada, las penas y los abusos.

Antes de pensar en divorciarme, John debe salir de la cárcel. No puedo exponerlo a la ira de Brad. Al contrario, necesito mantener su atención en mí. Aunque me sea difícil, aunque reniegue.

- ¿Y esa carita? – pregunta Lola. – Desde que te conozco no había visto esa expresión de viveza en tu rostro.

- No se dé que hablas Lola.

- Yo creo que sí. Anda cuéntame.

- Me va mejor que nunca en el casino.

- ¿Eso es todo? ¿No hay un hombre guapo por ahí?

- Si Brad te escucha nos meteremos en problemas.

- Solo decía.

Me doy prisa, antes de ir a trabajar necesito pasar con mi madre. Su angustia por John por fin llegará a su fin.

Me lamenta escuchar la conversación que Nick sostiene por teléfono.

- Llegaron hace dos días, ¿Cuántas ocupas? Hay jovencitas vírgenes, esas te saldrán más caras.

Nota mi presencia, calla y cuelga.

- ¡¿Es en serio papá?! ¿No aprendiste la lección?

- No te metas en mis asuntos Camila.

- Pago por tus errores. ¿No te das cuenta?

- Brad te ama, no dejará que me agarren.

- ¡Menuda tontería! Dañas a gente inocente. ¿Qué derecho tienes de destruirles la vida?

- ¡Cállate! – levanta la mano, pero no la azota. - ¿De dónde crees que vestiste, comiste y estudiaste? Te quejas por sacrificarte un poco.

- ¿Un poco? Me empujaste a una vida infeliz y sombría. ¿Eso te parece poco sacrificio?

- Pues te aguantas. Yo sacrifique mi vida por tu madre y por ti.

- Llegará el día que las cosas cambien. No me importará verte caer papá, no lo olvides.

Gritos e insultos golpean mi espalda. Mis ojos se llenan de lágrimas y voy a la salida. Choco con alguien en el portón de la entrada.

- ¿Camila?

- ¿Raymond? ¿Cuándo llegaste? – Intento contener la frustración y el llanto.

- Ayer, pero mira que linda estás. – Me sostiene el rostro con ambas manos y suspira al ver la humedad de mi rostro. - ¿Nick? – asiento. Da un abrazo y me desplomo. Me aprieta fuerte. Tantas veces fue testigo de lo mal que me llevaba con papá. – Ya no llores.

BELLUCCI, LEGADO DE UNA DINASTÍA (LIBRO 3) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora