Vladimir
Me recargo en una de las máquinas tragamonedas, por tercera ocasión Brad Evans aparece pasada la media noche. Sigo el trayecto de ese sujeto, no es un esposo celoso, es un maldito acosador que no deja que su esposa respire.
Los siguientes días no son diferentes. Me intriga ese aferramiento marcado por no perderla de vista.
Doceavo día, apenas son las diez de la noche. Clavo los ojos en el trayecto de Camila. Su belleza natural me fascina, no necesita exceso de maquillaje para verse fabulosa. Su vestir es sencillo y discreto, no muestra más de lo necesario, pero luce sexy por ese porte al andar. En ella aplica esa frase que dice, "menos es más". Transmite dulzura en cada palabra que pronuncia, y su sonrisa, una ternura inocente sin gramo de malicia. Es el paquete completo de lo que me hubiera gustado tener.
Sacudo la cabeza, es una mujer prohibida, al menos para mí.
La veo venir. Una mesa antes rodea el espacio y sigue su camino. Es la cuarta vez en este día que hace lo mismo, y eso empieza a molestarme.
Me levanto y la sigo. Ingresa al pasillo para ir a la oficina y la detengo.
- ¿Tienes algún problema conmigo? – Niega un tanto asustada. - ¿Entonces porque me evades?
- Habla con mi jefe, yo no puedo decirte nada. - Se va.
Voy a monitores donde Benjamín está. Ingreso molesto y él hace una seña para que todos salgan. Ya sabe a lo que vengo, me vigila por las cámaras.
- Antes que grites, todo tiene una explicación.
- ¡Estoy esperando!
- Hace dos días uno de tus muchos ligues se quejó. Al parecer no le gustó tu excesiva mirada en la nueva administradora.
- ¡¿Qué carajos?! ¿Quién rayos fue?
- Eso es lo de menos, pero ayer ocurrió lo mismo con otra de tu lista. Para evitar problemas, sugerí a Camila mantener distancia contigo, sobre todo cuando estés en plan de conquista.
La aclaración no está ni cerca de tener peso para mí. ¿Desde cuándo las desconocidas tienen voz y juicio sobre lo que hago?
- A mí las mujeres no me rigen, grábatelo. Retracta la orden hoy mismo.
Salgo furioso. Es la primera vez que Benjamín me decepciona, y no tengo idea de porque actuó así. Me pierdo en el casino, entre el bullicio y el olor a dinero.
Son casi las tres de la mañana cuando Evans aparece, creí que por fin nos habíamos librado de él. Tomo la mano de la chica con la que estoy. La dirijo al estacionamiento subterráneo donde está mi coche. Le encanta el sexo en lugares poco convencionales. Mi deportivo esta el área más alejada y exclusiva. La recargo sobre la puerta y aprovecho la abertura del cruce del vestido.
- ¿Aquí afuera? – pregunta.
- ¿Temes que nos vean? – Niega.
Hago a un lado las bragas y bajo el cierre del pantalón. Es excitante la adrenalina de tener sexo en un lugar público. Nuestra cesión de sexo comienza y de pronto escucho voces muy cerca.
- ¿Ya viste? Podríamos intentarlo nosotros – escucho claramente la voz de un hombre.
Levanto el rostro para toparme con los ojos de Camila. Me observa y luego se voltea rápidamente. Ahora vengo a darme cuenta que después del espacio vació, es su auto el que está aparcado.
Evans le abre la puerta del copiloto para que ingrese, él hace lo mismo haciéndose el desentendido sobre lo que ocurre a su alrededor.
Su coche sigue sin encender, dialogan. Para este momento ya perdí el interés de seguir, continúo por no quedar mal.
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BELLUCCI, LEGADO DE UNA DINASTÍA (LIBRO 3) (EN EDICIÓN)
RomanceLa vida agitada, el constante peligro, las traiciones, hacen de Vladimir un ser desconfiado. No hay cabida para el amor, solo momentos efimeros que no lo aten a nada. Un accidente automovilistico pone frente a sus ojos a Camila Owen, pronto su mundo...