C.20 LUCHARÉ POR MI MATRIMONIO

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Brad...

Estoy buscando el momento oportuno para invitar a Camila a cenar fuera. Escucho que toma las llaves, trae su bolso colgado, va a salir.

- ¿A dónde vas?

- A buscar a John. Le he marcado incontables veces y su teléfono me manda a buzón – bufo molesto.

- ¿No sé te hace que exageras con esa insistencia? Ya no es niño para que andes tras él. Seguramente a de andar de fiesta con una chica. – Se acerca mirándome mal, como siempre.

- Conozco a mi hermano Brad, ya hubiera respondido. A Nick y mamá tampoco les responde. – Pasé por alto a Nick, pese a que muestre lo contrario, si se preocupa por él.

- ¿Dónde lo buscarás?

- ¡En su apartamento donde más! – Se dará cuenta que lo retuvimos ahí. – Nick ya va en camino a buscarlo, está preocupado al igual que yo.

- ¿Nick? ¿Lo alarmaste porque John no responde? – asiente. – ¿Por qué mejor no le cuelgas un cascabel en el cuello? – Resopla desesperada. Da la vuelta para irse. Le sujeto antes de cruzar la puerta. – Yo te llevo. No traes coche y no quiero que te regreses sola.

- John no quiere que nadie ... - la pego a mí para hacerla callar.

- ¿Crees que no sé dónde vive? Soy policía Camila. – Tenerla a esta distancia es un tormento cuando no la puedo tocar. – O vamos juntos, o no vas.

- Está bien – dice resignada.

Envió rápidamente un mensaje a los oficiales que lo custodian, que lo sentencien para que guarde silencio y se retiren apenas vean a Nick.

Ni siquiera logro aparcar bien el coche cuando Camila baja desesperada. La alcanzo y le tomo la mano sorprendiéndola.

- ¿Qué haces? – intenta zafarse.

La acorralo entre la pared y mi cuerpo.

- Te cercioras que tu hermano está bien y después nos vamos a cenar a un buen lugar. – Tiro de ella sin esperar respuesta.

John abre la puerta al primer timbrado. Sonríe cínicamente al ver a Camila a mi lado, y para mi mala fortuna, Nick y Sara trajeron cena para todos.

- John ¿Por qué no contestabas el teléfono? – Lo abraza soltándose de mí.

- Una rata me robo el móvil.

Su comentario es para fastidiarme. Si estuviéramos solos, ya lo tendría sobre el suelo.

- ¿Te asaltaron?

- Algo así – dice viéndome. – Pero creo que ese animal, estaba más asustado que yo.

Ignoro sus indirectas porque no me conviene que hable de más. Saludo a mis suegros que están cómodamente sentados degustando sus alimentos. Los dejo dialogar por minutos y me concentro en el televisor.

- ¡Vámonos Camila! – John sonríe y niega.

- ¿No quieren cenar con nosotros? – pregunta Sara. – Hay suficiente para todos.

- Gracias suegra, pero mi esposa y yo habíamos hecho planes. ¡Nos vemos cuñadito! – Le doy un par de palmadas en la mejilla.

- Antes de lo que piensas.

No sé qué demonios se trae, ni con quien, pero no le quitaré los ojos de encima.

Conduzco al 71above, por la noche, ofrece las mejores vistas de la ciudad, además de un delicioso menú. Jaime quiere conocerla, le voy a dar gusto. Texteo con disimulo: "llevó a mi esposa. No se te ocurra hacer un comentario imprudente o te meto un balazo". Haber que cara pone cuando la tenga enfrente.

BELLUCCI, LEGADO DE UNA DINASTÍA (LIBRO 3) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora