C.4 UN MAL MATRIMONIO

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En multimedia, Brad y Camila.

Camila

La oportunidad de llegar a los juzgados se fue debido al accidente. Y todo por ir pensando en lo que dijo la señora Evans. No pienso tener un hijo, no quiero un lazo irrompible con Brad. Desgraciadamente solté un comentario desafortunado, herí sus sentimientos sin intención. Aunque me disculpé, el daño ya estaba hecho.

Recojo el plato del desayuno, el ruido en la cerradura me avisa que Brad ha llegado luego de no venir a dormir. Su expresión es molesta.

- ¿Cómo te atreves a decirle eso a mi madre?

- No lo pensé. – Tira tan fuerte que dejo caer lo que traigo en las manos. Los vidrios se esparcen en el piso, como armas letales esperando sangre.

- ¡Estás llegando al límite de mi paciencia! – Grita y me aprisiona en el comedor. Mi gesto se aprieta cuando la punta de un trozo de cristal se entierra cerca del tobillo. – Ella tiene la ilusión de ser abuela, por lo menos miente.

- Nunca tendremos un hijo, ¿para qué engañarla?

- ¡Maldita sea Camila! – salto al escuchar su grito. – Te repetiré la violencia de las primeras veces, esas noches que tanto intentas olvidar.

Por impulso intento tomar distancia, me sujeta rápidamente viendo el suelo.

_ Ya déjame – suplico.

Me levanta en el aire evitando que pueda lesionarme más.

_ ¡Carajo! – exclama al ver la cantidad de sangre. El vidrio se encajó profundo, retirarlo puede ser mala idea. - ¡Voy a llevarte al hospital!

El movimiento desgarra aún más por dentro. Mi pie está lastimado, mi orgullo más.

_ ¡No me toques! – No quiero sus manos sobre mí.

_ No voy a pedirte permiso.

Termino en sus brazos. Cuatro puntadas son el resultado de nuestra discusión.

_ Llévame a casa de mi madre. - Aparca en mi antiguo hogar. Todavía recuerdo aquel fatídico día, cuando vino a pedir mi mano en matrimonio.

Flashback

Su familia y la mía interactuaban en la sala de mi casa. Ingenuamente pensé que era una simple cena, hasta que Nick dejó caer la bomba.

- Camila, los señores Evans están aquí para pedir tu mano en matrimonio.

- ¿Qué? – Busqué la mirada de Brad.

- Hemos aceptado – esa frase golpeó mi mundo.

- ¿Podemos hablar en privado papá? – negó. - ¡No lo haré! Él y yo somos completamente diferentes. ¿Cómo pretenden casarnos?

- Concédeme unos minutos en el jardín – propuso Brad. Acepté para ver que decía. - El matrimonio se realizará sí o sí.

- ¿Eres descarado o demente?

- Ni una cosa ni la otra. Tu padre se metió en problemas, irá a la cárcel sino lo ayudamos.

- ¿De qué hablas?

- Nick es un delincuente Camila, trafica personas. La fiscalía tiene pruebas suficientes para incriminarlo. Lo mínimo que alcanzará son veinte años de prisión. – Quede en shock. – Si nos casamos, desapareceremos la evidencia.

- ¿Soy el pago por su libertad?

- No lo veas así.

- Eres ... eres todo, menos lo que pensaba.

BELLUCCI, LEGADO DE UNA DINASTÍA (LIBRO 3) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora