En multimedia, Camila y Brad
Camila
Me detengo viendo el cielo gris, caen las primeras gotas de lo que parece una fuerte tormenta. Corro y atravieso el parque para llegar al coche donde me espera el abogado.
- Son todos los documentos que me pidió.
- Perfecto Camila – los guarda en su maletín. – En un par de días aportaremos las pruebas para la defensa de John, no falte a la audiencia, es importante para su hermano.
- ¿Cómo está?
- Confiado de salir. No se preocupe por él, pronto lo verá libre.
La lluvia arrecia, no puedo quedarme más tiempo. Si Brad llega y no me encuentra, empezará a pensar que lo abandoné, saldrá a buscarme o cazar a Nick. Me alejo del auto y vuelvo a cruzar la plazoleta. En segundos mi ropa queda empapada, de nada sirve apresurarme. Al entrar al edificio, Juancho me mira preocupado.
- El auto de su esposo acaba de entrar. – Es el único en el edificio que se ha dado cuenta lo mal que nos llevamos.
No vino a dormir el día anterior, solo envió un mensaje diciendo "no me esperes". Asciendo las escaleras a toda prisa. Tres pisos me parecen treinta. Estoy por ingresar al apartamento cuando el elevador abre sus puertas mostrándome al causante de mis desgracias.
- Brad – Su mirada verdosa me recorre de arriba abajo, y por su aspecto no ha dormido.
- ¿De dónde rayos vienes? – Mentir es parte de mi vida diaria. Dejo las llaves sobre la mesita y me deshago de los zapatos, tomo una toalla para secarme. – ¡Te hice una pregunta Camila! – Tira con fuerza y choco contra él.
- Basta Brad, me lastimas. – Aprieta fuerte, seguro quedaran huellas. – Iba camino a la pastelería, pero la lluvia me hizo regresar.
- ¿No podías solo llamar por teléfono y encargar lo que querías? – Topo con la pared y su cuerpo cercándome.
- No soy un preso, aún tengo derecho de libertad. – Observo las marcas frescas que tiene en un costado del cuello. Se aparta rápidamente, trata de ocultar sin éxito la evidencia de una traición que a todas luces no me importa.
- Date un baño, encargaré la cena y los postres que quieres. – Intenta desviar la atención de él.
No entiendo porque se aferra a continuar este matrimonio. Entre nosotros no hay amor, solo una relación tensa que nos está consumiendo a ambos.
Después del baño caliente, me siento con las piernas recogidas sobre el sofá, el pánico a la tormenta eléctrica no lo puedo evitar. Me sobresalto al escuchar el estruendo de un rayo. Empuño las manos ante un cielo que se estremece.
- Siempre es lo mismo Camila. – Se acomoda a mi lado y me abraza con fuerza. Son las únicas veces que agradezco no me deje sola.
De niña, papá me obligaba a quedarme sentada en el patio, sin luz y en medio de la lluvia, era su manera de castigarme, no importaba si después tenía fiebre o terminaba en el hospital.
La cena transcurre en un profundo silencio. Me acerca un trozó de tarta de moras.
- Tu favorito. – Su teléfono vibra anunciando un mensaje. Lo que sea que lee, es malo. El cambio en su gesto se endurece. Respira rápido y deja su móvil de lado. - ¿Tu salida fue a la pastelería o por un encuentro con el abogado de tu hermano?
No prosigue, detiene su interrogatorio ante la insistente llamada que no deja de sonar. Observa la pantalla y se levanta saliendo al balcón. Me da la espalda y yo no hago otra cosa sino mirarlo.
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BELLUCCI, LEGADO DE UNA DINASTÍA (LIBRO 3) (EN EDICIÓN)
RomanceLa vida agitada, el constante peligro, las traiciones, hacen de Vladimir un ser desconfiado. No hay cabida para el amor, solo momentos efimeros que no lo aten a nada. Un accidente automovilistico pone frente a sus ojos a Camila Owen, pronto su mundo...