C.18 EL PROBLEMA NUNCA HA SIDO ELLA

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Brad Evans...

24 horas antes.

Lo que tanto quise evitar, sucede finalmente. Liz observa la verdadera cara de Camila. La mojigata sin chiste como la llama, tiene clase, encanto y belleza. Nada tiene que ver con la mujer que su mente creo. En definitiva, seguir está de más. Mi corazón tiene dueña y no es Lizabeth.

En cuanto nos deja solos, mi padre tira de ella fuera de la vista de los demás. Salgo normal, no quiero escándalos que pongan más tensa la relación con mi esposa.

- ¡Eres un imbécil, tu mujer pudo descubrirte! – Aprieto los puños, no me gusta que me grite, sin embargo, tiene razón. Liz es una relación clandestina que nada tiene que ver con mi vida pública. – Si esto arruina el apoyo financiero de los italianos, juro que te vas a arrepentir Brad. - Se va hecho una furia.

Enojado y en silencio, llevo a Liz a su apartamento. Ni siquiera volteo cuando baja del auto. Estoy enfadado conmigo y con ella, nunca debió saltar los límites.

Llego a casa y me emborracho. En mala hora fue a la gala, en mala hora vio a mi esposa.

Por la mañana escucho el sermón de papá. No aguanto la resaca, pero no le puedo decir que se vaya.

- Esa zorra va a arruinar tu matrimonio. Si ese italiano habla, Camila sabrá que tienes una amante. Tendrá un motivo para dejarte de verdad.

- Camila sabe que la engaño – me da una mirada asesina. – Pero no sabe con quién.

- ¿Y lo dices, así como si nada? – se sienta y trata de calmarse. – Ahora menos que nunca puedes perder a tu mujer. – Me lanza el periódico a las manos. – Los Hayes y Leroy son amigos. ¿Entiendes?

Asiento leyendo la nota del diario. El poderoso magnate francés está en negociaciones con Frank Hayes. Lo que faltaba.

- ¿Y Sara?

- Nick se va a hacer cargo.

- Será mejor que Camila deje de trabajar en el casino.

- ¡Por supuesto que no! Tu esposa resultó ser más eficiente que tú. Ganó la confianza de esos millonarios y yo no voy a dejar pasar la oportunidad.

- Es un riesgo.

- Eso lo decido yo. Dedícate a consentir a tu mujer y a darme un nieto que buena falta hace.

Mi padre se va y yo solo quiero dormir. Cuando llega la noche le envió un mensaje a Camila. No responde, seguramente está trabajando en esa dichosa fiesta.

Decido hacer lo que debí hace mucho. Estoy en la puerta del apartamento de Liz. Presiono el timbre y espero a que abra.

- Brad ¿Y tus llaves?

- No las traje. Debemos hablar – me da el paso. Espero tome asiento para luego hacerlo yo. La distancia entre los dos, es justo lo que necesito, será más fácil así. – Antes que nada, me disculpo por las palabras hirientes que dijo mi padre.

- Es un hombre cruel y sin filtro – sonríe sin ganas.

- ¡Lo sé!

- ¿Por qué no me dijiste que tu esposa era una mujer atractiva? – desvío la mirada. - ¡Mírame Brad! ¿Por qué siento que he competido con alguien que está lejos de ser como pensaba?

- ¿Competido? – levanto una ceja. – Esto no es una competencia Liz. Camila es mi esposa y tú la mujer con la decidí tener una relación fuera del matrimonio. Creí que estaba claro.

- Y yo creí tener tus sentimientos, pero al ver como la mirabas, ya no estoy segura. – Resoplo, la situación se me salió de las manos. – Preguntaré algo y quiero que respondas con honestidad – asiento. - ¿Se llevan tan mal como dices?

BELLUCCI, LEGADO DE UNA DINASTÍA (LIBRO 3) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora