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Anther

¡Sal del camino imbécil!

Odiaba gritar mientras conducía, pero a veces era la única forma de que te escucharan, oí los pitidos de claxon que tanto me molestaban.

— ¡Cierralo ya, deberías aprender a estacionarte idiota!

La gente me ponía del malas la mayoría del tiempo.

Nunca había entendido porque mi madre me obligaba a venir al colegio, era un "bien" necesario pero solo podía pensar que sería mejor si trabajara y la ayudará con los gastos.

Desde antes de entrar supuse que mi nuevo salón iba a ser la misma mierda que la secundaria, una manada de orangutanes poco civilizados tratando de llamar la atención, un profesor mal pagado que no sabe controlarlos y un chico realmente inteligente y con un estilo fabuloso: yo.

Llegué a la puerta del instituto unos minutos antes de que la campana sonara, arrastre mis pies hasta el salón en donde estaba a punto de comenzar el infierno. Entre e intenté tomar un lugar en la fila del fondo en la última silla, era el lugar perfecto para mí pero ya había alguien.

Un chico que se veía tan imbécil como su camisa.

— ¿Puedes moverte a otro lado? Quiero este lugar — no me inmute mientras lo dije.

¿D-disculpa? — el me miró mientras se quitaba los auriculares.

Lo que faltaba, un rarito asocial.

— ¡Que te muevas! — dije, alzando un poco la voz.

— ¡Oye Tonc, deja al chico! Ese asiento no tiene tu puto nombre en ningún lado.

Mierda, mierda, mierda, esa voz, odiaba esa voz.

— No te metas en asuntos que no son tuyos Canille.

— Vaya que lo es, el chico llegó primero y ese no es tu asiento.

— Y-yo, yo puedo quitarme, no hay problema. No tienen que discutir

— Gracias — dije.

El sarcasmo en ese "gracias" había sido titánico y aún así el chico sonrió, al parecer no era muy listo. Se levantó y se sentó a un lado de Canille quien me pinto el dedo de en medio mientras me sacaba la lengua, hice lo mismo.

— Oye rarito — lo llame — dejaste tus audífonos aquí.

Iba a pasárselos, tiré de ellos sin darme cuenta que estaban atorados aún en la butaca, cuando me di cuenta solo tenía un extremo en mi mano mientras el otro colgaba de la silla.

— Oye, no tenías que hacer eso, me quite de tu estúpido lugar no tenías porque romper mis audífonos.

— Y-yo, yo no...

— ¿Qué coño te pasa Anther? El chico no te hizo nada.

Gracias a Canille toda la clase miraba la escena y en especial a mi.

— ¡Eran nuevos! Me quite de tu asiento, eres un imbécil.

— ¿Imbécil? Solo eran unos estúpido audífonos.

— No, tu solo eres un estúpido niñito que necesita hacer sentir mal a los otros para alimentar su ego ¿No?

¿Qué carajo le pasaba? Quería enseñarle que podía hacer un "estúpido niñito", pero antes de que pudiera si quiera levantar mi puño Canille me dio un empujó.

— ¡Déjalo en paz Anther! ¿O debería llamarte micropene como en secundaria?

La clase empezó a soltar risitas y murmullos burlones, como detestaba a esta chica.

— ¡Le rompiste sus audífonos y en cima le quieres pegar!

— No, no quiero, le VOY a pegar.

Canille y yo empezamos a forcejear ya que ella se interponía entre el chico y yo.

¡Esos tres de ahí! — carajo, el profesor — ¡Vengan afuera en este instante!






















Espero que no le moleste a nadie pero trataré de moderar el comportamiento de Anther ya que era un poco (muy) tóxico hasta cierto punto, aunque trataré de dejar su esencia de badass/chico malo. So, espero a nadie le moleste ♡

Si has llegado hasta aquí: graciaaaaas. Tienes todo mi amor ♡

La teoría del caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora