Anther:
Desperté gracias a la incomoda sensación del sudor escurriendo por mi cara, escabulléndose en mi nariz y boca, salado, frio y molesto. Mi habitación estaba en total penumbra y silencio, el único sonido era la respiración calmada de Emell a mi lado.
Lo observe con detenimiento. También sudaba, suponía que gracias al calor que yo emitía. El cabello húmedo le había tapado gran parte de su cara, lo aparte suavemente para poder verla por completo. Emell era increíblemente bonito, poseía ese tipo de belleza que jamás te cansarías de admirar.
En los últimos días, mi cabeza estaba llena de Emell, incluso ahora que esta dolía como la mierda, Emell se mantenía presente.
Emell hablando.
Emell riendo.
Emell dormido.
Emell mirándome.
Emell. Emell. Emell. No tenia que hacer mucho en realidad, únicamente por tratarse de el ya era especial. Tan hermoso.
En las últimas semanas me había acercado bastante a el, nos habíamos vuelto amigos. Canille solía bromear acerca de que haríamos una linda pareja, pero ¿Realmente la haríamos? No tenia idea y sabia que no era tan valiente parea confirmarlo. Ya le había fallado a mi mama incontables veces, ¿Qué diría cuando se enterara que estaba enamorado de un chico? Imaginaba algo como: "-Genial Anther, arruinas mi familia y ahora me dices que eres un anormal. Realmente genial, vete a la mierda, ¿Quieres?"
En realidad estaba exagerando, mi mamá nunca usaba malas palabras. No era la primera vez que estaba asustado, ni la primera vez que me enamoraba de un chico. Lamentablemente la primera vez no salió bien y el miedo había aumentado aun más, si las cosas resultaban de la misma forma esta vez terminaría perdiendo a Emell. Y de verdad me gustaba, Emell me gustaba bastante.
Me dedique a mirarlo durante un rato más, el dolor empezaba disiparse por fin y comenzaba invadirme el sueño. Me quite los lente de contacto y los deje en su pequeño estuche, no solía dormir con ellos nunca pero la enfermedad me nublo los sentidos al punto de olvidar que los tenia puestos, eran tan molestos.
Me metí entre los brazos de Emell, aunque eran delgados eran bastante cómodos. Eran increíble estar ahí, se sentía como volver a casa después de haber estado lejos durante mucho tiempo.
Emell se sentía como estar en casa.
Feliz de poder actualizar más seguido. Si has llegado hasta aquí sabes que tienes todo mi amor y agradecimiento, cigaaa te ama. ♡
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La teoría del caos.
Dla nastolatkówEmell; un chico con amabilidad de sobra y bastante simpatía, una vida poco acogedora y una gran sonrisa siempre. Anther; un joven con un complejo de superioridad demasiado grande, superficial y egoísta. Hasta ahora sus vidas tienen cierta proporci...