Emell
— Dios Emell, para ya de temblar, me estás poniendo nerviosa — Canille veía con disgusto mi pierna que no dejaba de moverse.
— Cállate Canille, es la primera vez que voy a detención.
— Lo se, lo se — puso su mano sobre mi rodilla para evitar que siguiera moviéndola — pero igual es la mía y estoy perfectamente bien, relájate un poco, yo voy a estar ahí.
— Ya se pero aún así es complicado ¿Has visto Drake & Josh alguna vez? Y si hay alguna especie de "morticias ardientes" e intentan comerme.
— Me las como yo a ellas primero — Canille me guiñó el ojo y luego soltó una risita — es broma, no le digas a Tinna.
Está vez ambos reímos, Canille realmente me agradaba.
Teníamos un rato libre así que decidimos sentarnos en las gradas que daban a la campo de fútbol americano, comíamos pizza de la cafetería mientras veíamos a los chicos que harían pruebas para entrar al equipo, a mí nunca me había gustado el deporte pero me gustaban los chicos así que lo estaba pasando bien.
— ¿No es ese el micropene? — Canille y yo habíamos bautizado a Anther con ese apodo, sin decírselo obvio.
Canille señalaba a un punto en el campo, entrecerre un poco los ojos y efectivamente era el. Lo reconocí de inmediato, no porque "destacará" demasiado o algo así, sino porque siempre tenía una tremenda cara de culo como si estuviera siendo obligado a hacer todo, «ugh, realmente no me agrada ni un poco».
Antes de apartar la vista lo mire a detalle, el cabello castaño y desordenado le cubría un poco más abajo de las orejas, su piel era clara sin llegar a ser blanca, llevaba una sudadera y una bermuda igual de grande bastante grandes a decir verdad al igual que sus tenis pero por alguna razón no se veía mal en el, quizá porque era malditamente guapo, aunque claro, no era mi tipo.
Un golpe en mi nuca hizo que dejara de observarlo.
— ¡Canille! Eso duele.
— Deja de verle ya bobo, se a dado cuenta.
Volví a mirarlo y Canille no se equivocaba, Anther miraba en nuestra dirección con una sonrisa burlona en el rostro, puse los ojos en blanco.
— Vámonos de aquí, ya e terminado mi pizza — camine pesadamente por las escaleras y una vez abajo mire el reloj — mierda, solo faltan dos horas para detención ¿Por qué me pasa esto a mi Dios?
— Deja de ser un dramático, pudiste librarte del castigo, fue tu decisión.
— Si, si, lo se pero se me hacía muy injusto dejarlos recibir toda la culpa.
Entramos al salón y nos sentamos en las últimas bancas, usualmente Anther también se sentaba ahí así que en la mayoría de clases estábamos juntos, aunque el se la pasaba con la vista pegada a la pizarra y nos ignoraba casi por completo.
— Bien señor justicia, entonces solo te queda calmarte y aceptarlo. Solo es una semana, verás que conmigo a tu lado no será tan malo.
— Eso espero, tratemos de no volver a meternos en problemas ¿Vale?
Canille me miró con una sonrisita pícara, yo también sonreí. Mi vista se desenfoco un poco para ver a Anther qué acababa de llegar a la aula, se sentó de mala gana junto a Canille y está le hizo una mueca a lo que el respondió con otra, eran como dos niños pequeños.
— Buenas tardes chicos — el maestro llegó al aula — lamento la tardanza, bien empezamos ¿Quién hizo su tarea?
— Mierda — la había olvidado por completo — la tarea, lo olvide ¿Las has hecho?
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La teoría del caos.
Teen FictionEmell; un chico con amabilidad de sobra y bastante simpatía, una vida poco acogedora y una gran sonrisa siempre. Anther; un joven con un complejo de superioridad demasiado grande, superficial y egoísta. Hasta ahora sus vidas tienen cierta proporci...