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Nathaniel

Pasaba de medio día, aun estaba en la cama, era bastante temprano para mi aun. 

— Tenemos que levantarnos ya —una vocecita en mi oído me hizo cosquillas—. Muero de hambre, vamos, no seas flojo. 

Comenzó a dar pequeños besitos en mis mejillas y en mi cuello. Me voltee hacia el y bese sus labios, no de una manera profunda, mas bien un pico. 

— ¿Te iras temprano? —pregunte fingiendo un puchero. 

— No —me abrazo—. No me iré hoy.

Me beso de una manera mas prolongada. También metió sus manos dentro de la camisa que yo llevaba, pero que era suya. Su frio tacto me erizo la piel, las manos de mi novio era bastante suaves aunque no pequeñas, por lo que daban un gran confort. 

— Tampoco me iré mañana —continuo. Termino por quitar torpemente mi camisa —. No me iré nunca. 

Intercalábamos la intensidad en los besos, un momento suave y al otro tan grotesco que dolía. Nuestras manos iban de aquí para allá, tentando todo a su paso. De repente la ropa se había esfumado, ya no existía ningún tipo de pudor entre nosotros, conocíamos todo lo que había por conocer en el cuerpo del otro. 

Se subió sobre mi y continuo besándome, para luego susurrarme.

— Hoy me apetece recibir. 

Sonreí. Lo hicimos durante un largo rato. Me gustaba el sexo con Ethan, era maravilloso y no lo decía simplemente porque era mi novio, lo decía porque era la verdad. Algunas hombres eran bastante bueno, otros no tanto y algunos otras eran pésimos, pero Ethan pertenecía a los que eran excelentes. Mas allá de versátil, sabia hacerlo bien de activo y de pasivo, realmente ,me había ganado la lotería con el. 

Las cosas no habían sido sencillas, para ninguno de los dos. Cuando nos conocimos éramos bastante pequeños así que el tema de destaparnos fue muy complicado, mi familia no lo acepto y la de el, al ser sumamente religiosa, tampoco. Quizá fue cruel y egoísta, pero no los necesitamos, fue suficiente con el amor que sentíamos el uno por el otro y supimos manejarlo. Crecimos uno junto al otro así que fue mas sencillo aprender a convivir, en cuanto pudimos escapar de nuestras respectivas casas lo hicimos, a un pequeño departamento del cual compartimos los gastos. 

Ethan es un chico modelo. Es increíblemente inteligente, creativo, amable, amoroso, comprensivo y talentoso. Se que tiene miles de virtudes pero no podría mencionarlas todas. Muchas veces llegue a pensar que no lo merecía, llegamos a separarnos un par de veces, pero el siempre busco la forma de volver a mi. 

— ¿Qué estas pintando? —pregunte. 

A diferencia de otras personas, que fuman después de tener sexo. Ethan pintaba, decía que el correrse le daba bastante inspiración, lo cual siempre me había parecido una tontearía bastante graciosa. 

— Ya veras cariño, ya lo veras. 

Puse los ojos en blanco, estaba seguro que era algo relacionado conmigo, siempre usaba esas palabras cuando se trataba de una pintura mía. Cubrió el caballete y se acostó a mi lado, me beso. 

— Te amo Nathaniel —susurro. 

— Yo te amo a ti, Ethan — y era verdad, lo amaba. 

Lo observe cuidadosamente. Eran hermoso, en serio hermoso. Y era mío. 

















Me tarde un poquito en actualizar, es que el regreso a clases me a tenido ocupadx. Pero bueno, si has llegado hasta aquí ¡Graciaaas! Tienes todo mi amor y un besito mío.💟 

La teoría del caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora