Emell
La primera semana de clases se había ido bastante rápido, solía estar pegado a Canille todo el tiempo y ella se la pasaba haciéndose muecas con Anther y defendiendome todo el tiempo.
— ¿Tienes algo que hacer hoy? — preguntó mientras caminamos a casa después de la escuela.
— No, mi abuela no estará en casa hasta tarde, así que estaré solo — la mire — ¿Que hay de ti?
— Tampoco, no quiero ir a casa ¿Quieres ir a dar una vuelta?
— ¡Si, vamos!
— ¡Bien, yo igual! ¿A dónde quieres ir?
— En realidad no lo sé, llegué hace no mucho a Orlando pero estuve tramitando papeles y de compras, prácticamente soy un virgen de esta ciudad.
— ¡Genial! Por suerte me tienes a mi, soy muy vieja aquí, seré tu linda guía.
— Me agrada la idea ¿A dónde iremos entonces?
Ella miró durante un rato a su al rededor para después ver su teléfono.
— Veamos ¿Tienes efectivo? Y si es así ¿Cuánto? — levanté mis ojos — prometo no quitartelo y salir corriendo.
Solté una risita y ella sonrió, revise mi mochila.
— Tengo 20 dólares y un par de centavos.
— ¡Cool! Yo tengo 15 dólares ¡Vamos a tatuarnos!
«¿Qué acaba de decir esa loca? ¿Tatuarnos?»— ¿Qué? Estás loca, no voy a tatuarme hasta los 19 y aún faltan un par de años para eso.
— Ugh ¿Tienes un plan de vida acaso? — hice una mueca y luego sonreí — solo bromeó Emi, vamos a comer unas buenas hamburguesas.
— Eso suena cuerdo ¿Hay algún McDonald's cerca?
— Oh no, que asco. Iremos a las hamburguesas "Jeffrey el raro" — dijo lo último moviendo sus dedos de manera graciosa.
— Vale ¿Las hamburguesas son buenas?
— ¡Si! Y el lugar es una maravilla, excepto los baños — me miró con seriedad — en serio, no entres ahí, son un asco.
— Bueno, procuraré que mi vejiga no tenga la necesidad de ir hacia ellos.
Ella rió un momento, su risa era escandalosa pero no dejaba de ser agradable.
Empezamos a caminar mientras hablábamos acerca de las clases y de la tarea que muy probablemente olvidariamos hacer, después llegamos a un callejón en donde había una puerta negra, se veía verdaderamente misterioso.
— No van a asesinarme ahí dentro ¿Verdad? — pregunté.
— Tal vez lo hagan.
Al final entramos y el interior del lugar era un poco distinto, cuando digo un poco me refiero a demasiado.
Las cortinas eran de un azul oscuro que solo dejaba entrar una tenue luz opaca, el olor era una mezcla de cigarro, café y comida. Había muy poca gente en el lugar, parecía gente muy amable a pesar de su aspecto gótico, una chica que limpiaba la mesa y llevaba el cabello por encima de los hombros le sonrió felizmente a Canille.
Las paredes eran de ladrillo rojo y había algunas negras con cuadros de cantantes de rock, metal y otros que en realidad no reconocía.
— ¿Lindo, no? Es mi lugar favorito, ya encargué dos hamburguesas y un par de cafes — me tendió una cajetilla — ¿Fumas?
— Ugh no, lo detesto, aunque — mire tentativamente los cigarrillos — nunca lo e hecho antes.
— Uh si, primeras veces, las amo — saco un cigarrillo y lo puso en la mesa — anda, no morirás por uno, a menos que te guste.
Nos sentamos en los altos bancos de madera, un rato después llegó nuestra orden, el par de hamburguesas se veía bastante simple al igual que el café negro en los tarros. Vi la cajetilla junto al par de cigarros a su lado, tenía la inscripción "Fumar te mata lentamente", que ironía, le di una mordida a la hamburguesa.
Eran las cosas más deliciosas del universo.
Termine tan rápido que mi estómago dolió, después de un rato Canille encendió el cigarrillo y me lo paso, siempre creí que sabría mucho mejor y en realidad no era la gran cosa, me ahogue un poco y empecé a toser descontroladamente.
Canille estallo en carcajadas y yo no pude evitar reírme también, lo que hizo que tosiera aún más. Cuando terminamos de reír ambos nos miramos sonriendo durante un largo rato.
— Ay, no vayas a hacerlo por favor — dijo.
— ¿Hacer qué? — pregunté
— No lo se, enamorarte de mí o una mierda así.
Quise contener la risa un momento, «si solo supieras».
— De verdad — insistió — es decir, casi nunca tengo amigos hombres porque siempre termina mal y para serte sincera estoy saliendo con esa chica de por allá, créeme aunque seas una cosita tierna no la pienso cambiar por ti.
Volví a reír, ella también sonrió, mire a la chica que Canille había señalado antes y era la misma que limpiaba la mesa cuando llegamos, era bastante bonita.
— Canille — la mire y me acerque a ella lentamente
— ¿Si? — ella se alejo mientras me miraba casi asustada.
No conocía de mucho a Canille pero sentía que era una buena persona y si no mentía, quizá también "era como yo".
— Tu también eres una cosita tierna — dije — pero yo soy gay.
Espero no se mal entienda el "era como yo", me refiero a que ambos pertenecen a la comunidad.♡
Si has llegado hasta aquí ¡Graciaaaaas, tienes todo mi amor y un besito! ♡
No fumen, cuiden sus pulmonsitos y al medio ambiente.˘︶˘
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La teoría del caos.
Ficção AdolescenteEmell; un chico con amabilidad de sobra y bastante simpatía, una vida poco acogedora y una gran sonrisa siempre. Anther; un joven con un complejo de superioridad demasiado grande, superficial y egoísta. Hasta ahora sus vidas tienen cierta proporci...