Start Over

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"La vida cambia constantemente, hoy amas y mañana odias, mañana odias y al siguiente día te liberas, al cuarto recibes la redención y al quinto aceptas el perdón

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"La vida cambia constantemente, hoy amas y mañana odias, mañana odias y al siguiente día te liberas, al cuarto recibes la redención y al quinto aceptas el perdón. Pueden ser días, años, semanas, meses. Todos tenemos un proceso único, pero igual de importante, aunque pocos son valientes para arriesgarse a perderlo todo y al igual que Charly pedir perdón no con la intención de ser perdonado si no más bien con la intención de perdonar a otros y también hacerlo consigo mismo.

Él y Yeimy hicieron lo que muy pocos tienen el valor de hacer. A pesar de haber perdido tanto tiempo y de haber atravesado tanta angustia y resentimiento, desecharon esos viejos corazones repletos de amarguras y venganza, para construir uno que está justo en la balanza entre el amor y la redención, entre el amar y ser amado. Un corazón libre que puede ser lo suficientemente valiente para volver a empezar"

~Start Over- Mel~

Charly permanecía recostado en el umbral de la puerta observando como Yeimy meditaba, sólo llevaba unos shorts de yoga y un top que dejaba demasiada piel expuesta.

Paseaba la vista por todo su atractivo cuerpo, por un momento dejó de observarla y con lentitud se encaminó sin hacer ruido alguno en su dirección. Agachó su cuerpo para quedar a la altura de ella que aún se encontraba de espaldas a él y pegó los labios a su oreja, exaltandola.

—No deberías meditar en estas fachas—habló despacio y ella se giró quedando frente a frente con él.

—Y vos no deberías mírarme como un maldito perverso a cada hora—intentó ponerse de pie, pero Charly se lo impidió, tomándola del brazo y llevándola contra su pecho.

Ambos quedaron acostados en el suelo, Charly encima suyo apresandola para que no escapase de él.

—Quiero tenerte así, siempre—susurró contra sus labios y ella se estremeció.

—¿Así, cómo?—le mordió labio inferior y él la observo con el deseo latente entre ambos.

—Cerquita—le dió un pico en los labios—Relajada—otro pico—Conmigo—le besó el cuello—Así—y le dió un pequeño mordisco en la clavícula provocando que ella levantase la pelvis buscando algo más que simples caricias.

Yeimy sin contenerse le agarró la cara entre las manos y lo atrajo hacia sí, besándolo como si no existiera algo llamado tiempo o quizás nunca lo hubiera odiado como alguna vez lo hizo.

Giraron en el suelo, esta vez ella encima suyo contoneando las caderas encima de él provocando que ambos gimieran,agarró el comienzo de la tela de la sudadera que él llevaba y poco a poco, mientras disfrutaba tocándole el abdomen se fue deshaciendo de la única prenda que le impedía sentirlo en contacto con sus manos.

Charly entró en un nivel de desespero carnal que no le fue suficiente ir lento.

En cuestión de segundos se encontraban desnudos en aquel tapizado y frío suelo, muy contrario de ellos que ardían, tan calientes, producto de aquello que existía entre los dos.

Él suspiró sin terminar de creer que aquella mujer con la que había soñado tanto y en la que nunca esperó ver esa mirada de amor, lo miraba de aquella forma en ese instante.

—Charly... —gimió al sentirlo en su interior y sólo podía mirarla como si fuera una ilusión, ella acarició su mejilla con el sudor recorriendo su frente—Es real, es real—y le encajó las uñas en las espalda mientras lo besaba con ganas.

De un momento a otro, la agarró de la cintura sujetandola por el trasero y se levantó del suelo, la cara que puso Yeimy de sorpresa le hizo soltar una risilla llena de maldad.

—¿Qué haces, maldito desquiciado?—lo golpeó en el hombro juguetonamente.

—Lo que voy a hacer...—se encaminó en dirección al baño, entró en él y se las arregló para abrir la ducha a pesar de tener a Yeimy sujetada—Voy hacerte el amor, princesa—y la llevó contra los azulejos.

El agua mojaba su sudorosos cuerpos y Yeimy lo observaba con deseo y amor al mismo tiempo, observaba como el pelo caía por su frente y su boca entreabierta por los gemidos, sentía algo de vértigo al tenerlo así. Sus rasgos varoniles viéndose aún más sexy a medida que el agua caía por ellos.

En un repentino impulso Yeimy lo apretó mas contra su cuerpo, dejando que entrará en ella por completo, sin ternura, sólo de la manera que ellos dos conocían, intenso.

Charly entraba y salía de ella, cada embestida más fuerte que la anterior, haciéndolos sentir miles de sensaciones y sentimientos, juntos eran una mezcla de todo, estaban ardiendo e irónicamente el cuerpo les temblaba por el agua helada.

—Eres mi destino, Charly Flow—le susurró Yeimy al oído con voz entrecortada por los gemidos y Charly le mordió el labio inferior con fuerza.

—Y tú eres mi vida entera, princesa—eso fue suficiente para que llevara la cabeza contra los azulejos presa del placer y de todo lo que causaban aquellas palabras en ella.

Los labios de ambos prácticamente sangraban de la forma tan hambrienta en que se besaban.

—Te amo—pronunció él y sus ojos reflejaban la intensidad de ese amor con el que solo  un amante puede mirar a su amada.

—No te voy a decir que te amo, porque lo que siento es mucho más fuerte que esa definición—y esas palabras fueron suficientes para fortalecer eso que había entre ellos que no tenía nombre, pero se sentía con cada fibra del alma y el cuerpo.

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