Start Over (LRDF 2) ✅

Aquí Comienza Todo

Flashback:

<<Correr, escapar, correr... >>

Era lo único que pasaba por la mente de Yeimy mientras huía por el inmenso bosque, con su asesino detrás, tropezó con unas ramas y cayó de bruces al suelo, frenó un poco la caída con sus manos para no golpearse el vientre, el labio comenzó a sangrarle, le dolía todo el cuerpo por las torturas, hizo acopio de todas sus fuerza y logró levantarse apoyándose de sus manos, mientras soltaba pequeñas exhalaciones.

Sintió que Titano se acercaba, podía escuchar el sonido de sus pasos al tocar la tierra fría, eso la hizo estremecerse a causa del miedo, cerró los ojos con fuerzas terminando de ponerse de pie y corrió, su cuerpo sobrevivía por instinto, la adrenalina no le permitía sentir el dolor en ese momento de sus heridas.

Lágrimas recorrían sus mejillas, sentía una profunda opresión en el pecho, tenía miedo, no de morir, sino de no poder abrazar a su hijo por última vez, de no poder decirle a él... A Charly que era cierto, que si lo amaba, que lo había elegido, de no poder traer a su pequeña al mundo.

Volvió a tropezar y se levantó nuevamente, soltando un sollozo de dolor, solían decir que el dolor físico era insoportable, pero era pasajero, en cambio los dolores del alma permanecían toda la vida, sangraban a cada rato y a ella le pesaba el alma por no haber obedecido a Charly cuando le dijo que se mantuviese tranquila, por su terquedad volvió a terminar en las manos del enemigo.

—Yeimy Montoya... —pronunció con voz cantarina Titano, en algún lugar del bosque e inmediatamente Yeimy aceleró el paso, mientras miraba detrás de sí, buscando un indicio de donde se encontraba el asesino—Vas a pagar por haber matado a mi hermanito, perra—amenazó con rabia y ella corrió aún más fuerte, los labios se le movían convulsivamente, no quería morir así.

—Déjame en paz... —pidió con voz inaudible y se detuvo, cuando vio que era otro más de sus juegos mentales, el camino había llegado a su fin, era una trampa, solo para hacerla sufrir.

—¡Quiero que me ruegues!—ordenó llegando hasta ella, apuntandola con su pistola, Yeimy se giró quedando frente a él, estaba delgada, hacía días que no probaba un bocado de comida, su cuerpo estaba lleno de heridas y quemaduras, había sido torturada física y mentalmente, ya que le habían dado unos alucinógenos para que viera cosas que alteraban su sentido de la realidad—¡Arrodillate Montoya!—demandó, esta vez cargando la pistola y ella se sobresaltó.

—Erick... —susurró débil, en medio de una alucinación, sonreía fuera de sí, aquello desesperó al asesino y se acercó a ella tomándola del pelo para tirarla contra el suelo, Yeimy cayó sentada y se alejó con las palmas de sus manos hacia atrás, escapando de él—No me voy a arrodillar, nunca—escupió con desprecio, mientras se limpiaba la sangre que emanaba de sus labios—Ni siquiera mereces el aire que respiras—dijo concentrando toda la fuerza en mantenerse erguida, mientras permanecía sentada en el suelo.