Capítulo 12

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Exposición

Tres meses, nunca habían sido tan poco tiempo.

— ¿Anne?

— ¿Si? — digo sin desviar la vista de la computadora

— Quería asegurarme que seguías en este mundo — pasa sus manos por mi hombros — ¿Qué haces?

— Trabajo...

Durante este tiempo no podía evitar pensar en si era correcto leer esa gran carpeta que Daren me dio, pero finalmente lo hice, miles de secretos que escondía su familia listos para ser revelados por mi.

— Daren... tengo que hablar contigo.

— ¿Sobre el libro qué estás escribiendo? Vi el manuscrito y no pude evitar leerlo — esboza una sonrisa — Es maravilloso.

Decido solo sonreír y no decir nada más, apago la laptop y me lanzo sobre él mientras juego con su cabello.

— ¿Tienes tiempo este fin de semana?

— Si muevo unas reuniones podría estar libre desde el viernes.

— ¿Me quieres acompañar a Minnesota?

— ¿Minnesota?

— Quiero visitar a mi madre y a Jake — me acomodó en su pecho

— Está decidido, nos vamos el viernes.

— Tengo que ir a la oficina — le doy un beso — Nos vemos.

— ¿Te paso a traer? — me sujeta de la cintura

— Tengo que volver a mi apartamento...

— ¿Después de tres meses? — enarca la ceja — Solo piénsalo Anne.

— Lo haré, pero ahora tengo que irme.

— No creo que te quieras ir con mi camisa al trabajo.

— Me voy a cambiar — ruedo los ojos
— ¿Trabajas hasta tarde hoy?

— Un poco, ¿por qué?

— Por nada — le doy un beso — Nos vemos.

Guardo mi laptop y mi teléfono antes de irme, decido ir caminando hasta el trabajo queriendo que mi mente se despeje, pero no logro saber que decisión es correcta, me quedó para frente al edificio mientras veo a las personas pasar, entro al edificio con cautela hasta llegar a la oficina de Mark.

— Despídeme.

— ¿Por qué? — dice confundido

— No voy a dejar que publiques el artículo, no lo haré — digo con la voz dependiendo de un hilo

— Pero es maravilloso, tiene cosas que nadie más ha publicado, estaba por enviarlo a la imprenta.

— No, no doy el permiso para que lo publiquen.

— Estás despedida Anne, toma tus cosas y vete.

Me quedo en silencio un suelto un suspiro, el alivio llena mi ser y esbozo una sonrisa, guardo todas mis cosas y lanzó a la basura todos los papeles inservibles que tengo.

Me dirijo a mi apartamento el cual está prácticamente abandonado, saco mis maletas las cuales están llenas de polvo y guardo toda mi ropa, tomo unas cajas en las que empaco todo lo necesario hasta dejar el apartamento tal y como estaba, un lugar pequeño y vacío.

Mamá — digo al escuchar que responde el teléfono — Tome una decisión.

— ¿Anne? — ríe del otro lado del teléfono — ¿Qué sucede?

— No voy a publicar el articulo y voy a vivir con Daren, tengo que cortar la llamada, debo llamar a Michel.

— Estoy feliz por ti cariño, los estaré esperando.

Llamo a Michel quien me ayuda a transportar todas las cosas hasta la casa de Daren, ordeno todo junto a las otras cosas que tengo en el lugar y como algo de pizza, sin darme cuenta ya son las diez de la noche por lo que él debe estar por llegar.

— Lore, puedes irte, yo prepararé la cena — le digo con una sonrisa

— Gracias señorita Russo.

Ella deja el delantal colgado y sale de la cocina, preparo la mesa y enciendo las velas para que todo quede ambientado, intento cocinar salmón el cual quemé por lo que decido ir a comprar unas hamburguesas, papas y pastel, me pongo un vestido rojo de seda ceñido al cuerpo junto a unos tacones negros.

— Bienvenido — me acerco a él, coloco mis manos en su saco y le doy un leve beso — ¿Cómo te fue hoy?

— Ahora que te veo con ese vestido — pasa sus manos por mi cuerpo — Mi día se pone mejor.

— La cena nos espera.

— ¿Preparaste la cena? — sonríe mientras comienzo a desatar el nudo de su corbata

— Lo intenté, pero cocinar no es mi fuerte, compré las mejores hamburguesas de Manhattan.

— Me encanta cuando organizas los planes.

— Tengo dos noticias, pero las podemos discutir en la mesa.

— ¿Son buenas o malas?

— Dependiendo de como lo veas, vamos a comer por favor — digo con súplica

Toma mi mano y lo llevo hasta la mesa, nos sentamos en la mesa y comenzamos a comer aunque Daren lo hace con algo de torpeza.

— ¿Me vas a decir cuales son las noticias?

— Me despidieron — digo mientras como una papa

— Son unos idiotas, no logran comprender que despidieron a la mejor escritora de Nueva York.

— No importa, solo es un trabajo, puedo conseguir otro — sonrío — El otro es que acepto tu propuesta de vivir juntos, lo pensé antes de saber que me quedaría sin trabajo.

— Gracias — toma mi mano — Deberías pensar en tomarte un tiempo para escribir tu libro...

— Que viva contigo no significa que no vaya ayudar con los gastos de la casa y la comida, necesito un trabajo...

— Solo te tomarías un tiempo para hacer lo que te apasiona y no necesito que pagues nada, con tu compañía me das más que suficiente.

— Lo pensaré, lo prometo.

— Y si te interesa necesito una nueva secretaria.

— ¿Qué haces para qué todas tus secretarias quieran irse? — digo riendo

— Es un trabajo prácticamente de veinticuatro horas supongo que debe ser eso.

— Podría ser tu secretaria, después de todo ya se todos tus secretos y tu horario.

— Y pasaríamos mucho tiempo en mi oficina — pasa su mano por mi pierna

— Tengo que pensarlo...

— No quiero exponer nuestra relación a tanta presión — se acerca a mi y me da un leve beso el cual se intensifica.

Me toma de la cintura y me sienta sobre sus piernas mientras sigue atacando mis labios, paso mis manos por su cabello mientras él recorre mi cuerpo levantando levemente mi vestido.

— Vamos a la habitación.

— Ya se había tardado señor Lambert — susurro contra sus labios

Nueva YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora