¿Fue un sueño? Me vi en el bosque con Nathan, hablamos de mis sueños y... El resto lo olvidé. Sentí que había separado los párpados, mas no lograba admirar nada. Frente mis pupilas hallé una gran negrura. Parpadear era casi imperceptible. Daba igual tener abiertos o cerrados los ojos, la diferencia era nula.
¿Por qué mi cabaña estaba tan oscura? No se veía una mierda.
Me quedé helada al escuchar en carraspeo, me decía que no estaba en mi cabaña como si me hubiera auscultado; no sabía qué tan alto estaba el techo, podría golpearme la cabeza si me ponía de pie de golpe y además no reconocía de dónde venía la voz. Era un hombre, de eso estaba segura. Su tono rasposo me decía que tenía la garganta seca. Esperé a que él hablara primero quizá conseguiría ubicarlo siguiendo el sonido de sus palabras. Intenté ponerme en alerta máxima. No lo conseguí estaba cansada y tenía hambre.
Algo en la habitación olía terriblemente delicioso. El chico no abría la boca. Me rendí y lo hice yo:
—¿En dónde? —interpelé mientras me sentaba.
— ¿En dónde qué?
Su pregunta me confundió. Sonó gracioso, me imaginé a mí misma gracias a ello, solía hacer preguntas de ese estilo que dejaban al descubierto una parte despistada que no acostumbraba a mostrar. Aun así, presentí que estaba a menos de un metro de distancia a mi lado derecho. Su carraspeo sonaba ¿abajo?
—Dijiste que no estamos en la universidad. ¿Por qué no hay luz? ¿Quién eres?
—Vamos por una pregunta a la vez. No hay luz porque es de noche y no queremos que los guardias nos pillen aquí. Irán volando por mi hermano y será el fin de ambos. —la decepción embargó su forma de hablar—. Bueno, esa parte es cierta, pero ya que lo pienso es más porque no hay energía eléctrica y cerré la puerta. Ah, y soy Nathan.
¿Nathan? Eso quería decir que no fue un sueño. Tanteé el aire con mis manos a la altura que calculé estaba mi cara. Nada. Bajé la mano izquierda y toqué un áspero suelo. Al bajar la derecha sentí una nariz.
—Perdona —me disculpé y quité la mano. Él rio sutilmente—. Es que estoy mareada, como si tuviera una resaca de aquellas.
— ¿También tienes amnesia típica de la resaca?
—Sí. Regular. Recuerdo que me explicaste lo de la sangre y ya. No hay nada más en mi mente —reconocí pensando que seguramente no era lo que quería escuchar—. Aguarda, una cosa más. Me parece que íbamos caminando y te llamé diamantito... ¡Ja! ¿Seguro que no bebimos nada?
—Nop, en realidad sí me llamaste así. Antes lo hacías cada dos segundos. Claro, en esos tiempos en que me reconocías. Me pusiste diamantito como apodo de cariño porque Abigail dijo que la forma de mi rostro era parecida a uno. —resopló.
Sentí que se incorporó. Se revolvía en su lugar hasta que pareció encontrar algo y se quedó quieto. En seguida escuché el encendedor y luego luz. El fuego lastimó mis ojos. Sí, realmente parecía una resaca.
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El Secreto Es El Pasado / Terminada / *Sin editar*
FantasyKatya despierta casi todas las noches agitada en su cuarto, con el extraño sentimiento de haber soñado algo real e importante, pero por algún motivo lo único que recuerda es un rayo violeta. Antes de mudarse, tiene una visión en un sueño, en donde p...