Katya despierta casi todas las noches agitada en su cuarto, con el extraño sentimiento de haber soñado algo real e importante, pero por algún motivo lo único que recuerda es un rayo violeta. Antes de mudarse, tiene una visión en un sueño, en donde p...
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Alejé mi piel de la incrustación y me puse de pie. Jalé aire intentando respirar profundamente. No sentía el oxígeno en mis pulmones. Me sentía agitada, aturdida. Un extraño pitido inundaba mis oídos. Nathan me miraba con una expresión que no me gustaba para nada.
Necesitaba que me dijera que no era cierto, que ella no había muerto. Esa foto no existía en realidad, él había intentado engañarme y no iba a conseguirlo. Logan quería debilitarme, presentar hechos falsos para que denegara la próxima batalla. Rendirme y estar a su merced. No caería en su juego. No lo haría hoy, ni nunca. Le rogué al castaño que me confirmara que era un error, luego de que Nathan llorara justo frente a mí.
Lamentó no poder desmentir el supuesto sueño. Abigail desapareció hacía tantos años. Tres meses atrás Nathan se rindió. Aceptó de una buena vez que ella no volvería, dijo que debía hacerlo también, dejarla ir por mi bien.
Ahora más bien quería que cerrara la boca. Mi hermana no estaba muerta. La encontraríamos y ella haría que mis recuerdos volvieran. Seríamos el equipo invencible que fuimos en un inicio. Quería llorar, no lo hice, eso solo demostraría que le creía en las patrañas de Miller.
—También supuse que se había perdido, posiblemente estaba en alguna otra dimensión en donde había entrado por error. Y luego vi mi bitácora. Dentro de poco serán diez años y medio desde que ella... Nunca subestimé su inteligencia, por eso mismo me forcé a aceptar la realidad, si estuviera viva ya hubiera encontrado la manera de volver. —se aproximó, me sentí tan débil que casi me dejé caer en su cuerpo.
No, de seguro había muchos lugares en dónde buscar. Quizá Logan la encontró antes y la encerró en los laboratorios. Podría ser una paciente. Le sugerí la idea a Nathan, la desechó. Él ya había buscado ahí y en mil sitios más, ni un rastro, la menor de las pistas. Se desvaneció. Se fue.
—Ya basta. Si no piensas ayudarme a encontrarla, entonces yo lo haré. Eres igual a él si te rindes tan fácil. ¿Qué no se supone que eras su amigo? Incluso dijiste que le habías hecho una promesa, que cuidarías de mí. ¿Por qué la abandonas ahora que nos necesita? Debe estar por ahí, en alguna parte —grité.
—No Katya, no la estoy abandonando. Estoy diciendo que ya no tengo esperanza. Esa noche, la última vez que la vi. Abigail fue a mi casa a despedirse, me hizo prometer con mi vida, que, si algo le pasaba, yo estaría ahí para consolar a su querida hermana menor. No entendí lo que pasaba en ese entonces, al pasar el tiempo lo hice. Ella sabía que iba a morir. Que se dirigía a su muerte.
—Ya déjate de cosas, Nathan. Solo dime que tu hermano la tiene y te ha amenazado con decirme algo sobre eso. Voy a encontrarla, le contaré de tus desvaríos. Puede que se enoje un tiempo contigo, pero te perdonará algún día al igual que yo. Y...
En un movimiento rápido, Nathan se pone a mi altura. Pone una palma de su mano sobre mi boca y me impide terminar de refutarle. Pidió que guardara silencio porque alguien se acercaba.
