Estoy cayendo en una oscuridad infinita, mis ojos no pueden ver nada y el único sonido que mis oídos perciben son mis propios gritos. Mi garganta arde y se desgarra con cada alarido, mi cuerpo se siente tan pesado que acelera la caída. No doy vueltas, estoy vertical y ni siquiera puedo mover un músculo. Solo caigo y caigo. De tanto en tanto, tengo el presentimiento de que el fondo y la caída cesarán tan abruptamente que ni siquiera tendré tiempo para pestañear. Pero eso nunca ocurre, por más que deseo detenerme no logro hacerlo y el vació debajo de mis piernas se extiende metros y metros mientras los segundos transcurren. De pronto, la desesperación se apodera de mi ser, extiendo los brazos, uno a cada lado correspondiente y la oscuridad se disipa gracias a un fuego violeta que emana feroz de las palmas de mis manos. Entonces dejo de caer, el fuego continúa alumbrando todo el exterior y no soy capaz de mirar a mi alrededor, demasiado aterrada por lo que yo misma estoy creando.
Sin darme cuenta la intensidad del poder ardiente de mis manos se apaga lentamente, hasta devolverme a la negrura imponente. No vuelvo a caer, simplemente me congelo en el tiempo. Intento moverme, más me es imposible, estoy en vilo y petrificada.
Escucho una voz masculina llamándome desde arriba, alejado decenas de metros del lugar en el que me encuentro, sé quién es el que me llama aterrado por lo que esté pasando.
— ¡Deniel, sácame de aquí, no sé dónde estoy y tengo mido! —Grito entre súplicas.
No hay respuesta.
Presa del pánico, cierro los ojos y los aprieto con fuerza. De la nada comienzo a girar en grandes círculos como si estuviera dentro de un tornado. Decido abrir los ojos. Me muevo tal como dije, ya no estoy atrapada en la oscuridad, sino en un bosque. ¿No es el mismo en dónde se encuentra la cabaña? No, es uno muy diferente, me parece no ser un lugar acogedor y seguro.
Hay viento, la melena se me mueve a su compás, no hay objetos volando y revoloteando a mi par. Solo yo. Una gran corriente de energía poderosa y desconocida, arroja mi cuerpo al suelo, por lo que hago un fragoroso contacto, mi espalda choca en la tierra. Mi fuerza se convierte en nada. No puedo siquiera ponerme en pie. Llevo dos dedos a mi nariz y siento un líquido salir de ella. Sangre. Comienzo a derramar lágrimas, una detrás de otra. Una oleada de dolor me sacude y profiero un grito. Espero a ser cubierta con un sudario muy pronto.
Como puedo me levanto del suelo, entre quejidos logro comprender que me he fracturado algunos huesos. Mi tobillo está tumefacto por el golpe violento. Doy un traspié y caigo de bruces. No vuelvo a ponerme de pie, aunque quisiera no lo conseguiría, sin embargo, me siento sobre las hierbas. Mantengo la espalda derecha mientras mi boca y nariz escurren un fluido con ligero sabor metálico. Con los dedos acaricio las escasas flores que se encuentran a lado mío y en cuanto las toco cambian de color. De tener un llameante rosa pasan a ser de un tono café marchito. Entonces comienzo a temblar de miedo. Cada extremidad y parte de mi persona palpita irregularmente, cualquier movimiento duele infinitamente. Alzo mi tembloroso rostro para contemplar una figura que aparece de la nada y avanza rápido a mi encuentro entre los retorcidos troncos del bosque. Pienso que es Deniel hasta que me dirige la palabra y comprendo que él no estaba ahí.
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El Secreto Es El Pasado / Terminada / *Sin editar*
FantasíaKatya despierta casi todas las noches agitada en su cuarto, con el extraño sentimiento de haber soñado algo real e importante, pero por algún motivo lo único que recuerda es un rayo violeta. Antes de mudarse, tiene una visión en un sueño, en donde p...