Si tuviera un tipo de superpoder, en el cual se me permitiera ver un fragmento de mis sueños antes de tenerlos, no hubiera dormido esa noche.
Caí en un sueño profundo, sin saber lo que me esperaba en las horas siguientes. Algo atormentador que no podría sacar de mi mente.
Voy caminando por un pasillo blanco. Estoy agitada como si hubiera estado corriendo, huyendo. Llevo puesta una túnica blanquecina con cientos de puntitos de colores que no distingo y con unas pequeñas flores plateadas en la parte de arriba.
En mi muñeca derecha llevo puesta una pulsera de tela de un matiz amarillento, que aprieta mi carne produciendo dolor, es aproximadamente de unos tres centímetros de ancho, la cual lleva una palabra o más bien siglas escritas dentro, justo en el centro: CEHI. En la otra muñeca llevo una pulsera igual, con siglas diferentes: CNN.
Voy descalza y con los pies sangrantes, me he clavado unos vidrios pequeños que han perforado mi piel, no demasiado hondo, solo lo suficiente para dejar fluir un poco del líquido rojizo. A mi espalda he dejado huellas que alguien está siguiendo, con marcas sanguinolentas que resaltan en el piso pulcro.
Entro en una habitación totalmente blanca, en las paredes vislumbro pinturas y una foto de una chica que llama mi atención. ¿Soy yo? Está en un portarretratos de oro y el nombre de la chica se aprecia grabado en la parte de abajo: Abigail Anderson. Es curioso y algo perturbador que se parezca tanto a mí. Me acerco más a la imagen, Abigail está parada afuera de lo que supongo es su casa, por cierto, muy enorme, se encuentra sonriendo, parece contenta con la vida que tiene o quizá que tenía. Detrás de ella hay una fuente de mármol con un cisne en la parte inferior y piedrecillas de colores brillantes, imagino debe ser importante para esa familia pues luce demasiado cuidada en comparación con el resto del hogar; cerca de la fuente hay una niña, quién juega en el agua.
En ese momento unos hombres entran a la habitación, causándome una sacudida por el miedo, están armados y llevan puesto un uniforme negro junto con unos cascos del mismo color, los visores de estos son muy obscuros lo que me impide ver sus ojos, mientras que el resto de la cara la cubren con mascarillas.
Corren hacía mí, intento escapar, más es demasiado tarde, uno de ellos me atrapa de la cintura. Pataleo y lucho con todas las fuerzas que tengo. Mientras escucho mis propios gritos. Mi cuerpo procede a debilitarse poco a poco luego de que uno de ellos inyecte algo en mi brazo, una sustancia extraña de apariencia transparente. No pierdo el conocimiento, pero me cuesta mantener los ojos abiertos.
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El Secreto Es El Pasado / Terminada / *Sin editar*
FantasíaKatya despierta casi todas las noches agitada en su cuarto, con el extraño sentimiento de haber soñado algo real e importante, pero por algún motivo lo único que recuerda es un rayo violeta. Antes de mudarse, tiene una visión en un sueño, en donde p...