Capítulo 21

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Entré a mi cabaña luego de que Den se fue a la suya

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Entré a mi cabaña luego de que Den se fue a la suya. El resto del camino que faltaba, lo recorrimos haciendo bromas, corriendo una detrás del otro y regresando por las maletas que dejábamos olvidadas a nuestra espalda. Me permití creer que aún podía salvarnos.

Katherine estaba despierta y cuando llegué me saludó, preguntó en dónde había estado y yo le abrevié la historia, omitiendo los asuntos personales y el hecho de que hace unos minutos estuve a punto de besarme con quien presentaba como mi mejor amigo.

Estaba afuera despidiéndome de Deniel y cuando él se acercó a besarme la mejilla como hacía siempre que se iba, yo, en un impulso que no puedo idóneamente explicar, giré el rostro haciendo que sus labios rozaran una pequeña parte de los míos. En el momento me puse tan roja que sentía la piel irradiando calor, más no oculté la cara entre las manos como de costumbre, el pelinegro se apartó y me sonrió. Sí, ya sabía que tenía diecinueve años y no debería comportarme como una chica que está por dar su primer beso, pero así era de penosa con cosas, ni con la persona más cercana a mí dejaría de avergonzarme de tanto en tanto.

Me reconfortó que no hubo incomodidad en su mirada, sólo un extraño atisbo de incredulidad mezclado con alegría.

Mi compañera de tez blanca igual que la nieve me miró desconfiada, quizá por el rubor que seguramente impregnaba mi rostro todavía.

— ¿Estabas con alguien? —preguntó con picardía.

—¿Qué? No. Es decir, sí. Con mi amigo. Ah, pues ya lo conoces así que si digo su nombre sabrás de quien hablo. Deniel, estaba con Deniel. —respondí alejándome de ella. Katherine soltó una carcajada y me siguió.

—¿Son amigos, estás segura?

—Por supuesto, llevamos siendo amigos, mejor dicho, mejores amigos desde hace muchísimos años. —respondí tras hacer respiraciones.

—Que locura. Eso ya está muy usado. ¿Sabes? Mejor busca otro pretexto. Además, pareces una adolescente de quince años, nerviosa porque la descubran con un chico, insegura de si está enamorada o no.

—No molestes. Ya sé que tengo comportamientos que no demuestran mi edad verdadera. —le hablé sonriente con los dientes apretados. Ella volvió a reír, pero no agregó otra cosa sobre el tema por el momento.

—Gilbert, vinieron a buscarte hace como veinte minutos. —dijo repentinamente mientras se adentraba en la cocina y se dirigía a la alacena que lastimosamente estaba vacía.

Le agradecí a Camille por dejarnos comprar algunos bocadillos mientras dábamos el recorrido de presentación hace unas horas, a estas alturas seguramente estaría con inanición.

—¿Quién?

—Un muchacho. No recuerdo su nombre, aunque no estoy segura de que me lo haya dicho. —Nathan, pensé—. Ojos azules, piel pálida, alto en comparación a mi estatura de enana, y muy atractivo. ¿Te dice algo eso? Espera, era el segundo chico que dio un discurso hoy en el puente. En fin, dijo que tú le habías comentado que podía venir a verte esta tarde o noche, lo que sea, porque tenían que hablar. Le dije que no estabas, me dejó una nota con su número y se marchó. Me pidió que te dijera que le llamaras pronto.

El Secreto Es El Pasado / Terminada / *Sin editar*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora