LA CHICA DESASTRE ©°

Capitulo 32

DOBLE NEGACIÓN
|Leonardo Pereira|

Estaba furioso y por un momento pensé en dejarla a su suerte para que así aprendiese a no cometer ninguna imprudencia más por culpa de Amelia. No era un idiota, sabía perfectamente que ella hacía ciertas cosas bajo sus órdenes y vaya que lo hacía de maravilla.

Rodeé la piscina para interceptarla y llegué antes que ella pues resultó ser bastante lenta. En cuanto lo consiguió, le ofrecí mi ayuda que sin dudar acepto.

-Gracias... - respondió cuando la tuve lo suficientemente cerca como para sentir su helada piel.

- Buen intento de escape, pequeña- llegó el guardia del establecimiento y la tomó del brazo con cierta brusquedad para tirar de ella en su dirección.

Sara se quejó con naturalidad.

- No la toque - musité y lo alejé de un pequeño empujón - Ella viene conmigo.

- ¡Leo! ¿Qué carajo haces?- gritó Nicolás que se encontraba al otro lado, desconcertado. Así que le pedí con sutileza que por el momento no me interrogara.

Tomé a Sara del brazo y la llevé a uno de los pequeños cuartos que estaban sin usar y enseguida me fui en busca de Mariano para que me consiguiera algo de ropa dado que Sara se estaba congelando.

- Pedí algo de ropa para que te cambies - le informé una vez que volví con ella.

- No es necesario - negó con la cabeza - Seguro que con este calor me seco de inmediato.

- No digas tonterías - murmuré.

Lucía diferente a lo habitual, la ropa que llevaba era distinta. La blusa se entallaba perfectamente a su cuerpo marcando sus redondos senos y transparentando su sostén. La falda, era más corta de lo normal dejando de igual forma ver gran parte de sus hermosas piernas.

No pude evitar comérmela con la mirada y estaba bastante seguro de que ella se había dado cuenta porque en un movimiento rápido y torpe intentó cubrir su cuerpo con los brazos. Carraspeé y torné la mirada hacia otra dirección.

- Leo, es todo lo que tenemos por el momento de mujer - me informó Mariano - Es el vestido de una de las chicas que llegó a venir en alguna ocasión. Esta recién lavado si eso te preocupa.

- Gracias, Mariano - le regalé una cálida sonrisa.

Miró a Sara y después regresó su mirada hacia mi para sonreír descaradamente. Lo fulminé con la mirada con la única intención de reprenderlo por cualquier pensamiento inapropiado que haya tenido.

Miré el atuendo y se trataba de un vestido de noche color negro con redes en la espalda. No era un atuendo que Sara usaría, pero era lo que había por el momento.

- Póngase esto - se lo ofrecí y ella lo tomó cohibida - La estaré esperando afuera para llevarla a su casa.

- Si, gracias.

Salí de la habitación y me encontré con Nicolás, el cuál estaba esperando a que le diese una explicación.

- ¿Alguna amante celosa? - preguntó divertido.

- Es mi secretaria - le informé - Espero puedas dejarlo pasar por esta ocasión.

- Lo pensaré - respondió pensativo - Por ahora creo reforzaré mi seguridad. El hecho de que alguien como ella lograra entrar sin ser vista da mucho en qué pensar.

- Definitivamente - sonreí al imaginármela escabulléndose por el lugar.

Escuché como la puerta de la habitación se abrió, así que giré en su dirección para mirarla, pero lo que me encontré me dejó sin palabras.