capitulo 2

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—Al final, ¿que hiciste con tu admirador secreto? — el pelinegro preguntó un tanto divertido recordando el momento de pánico que había tenido wilhelm cuando se enteró que la chica que intentaba ligarse en realidad era un chico.

— Eres muy divertido, no tienes idea. — respondió el rubio notando rápidamente el tono sarcástico y burlesco que usó su amigo.
— Nada, no volví a hablarle. De hecho, voy a bloquearlo ahora mismo. Gracias por recordármelo. — Su aula se encontraba a unos 4 metros de ellos así que antes de ingresar sacó su teléfono del bolsillo y tecleó hasta encontrar el contacto de aquel niño.

— ¡Espera! — Wilhelm se asustó un poco gracias al tono de voz del contrario. — ¿No te da algo de curiosidad saber quien es? — Wilhelm negó seguro. — ¿No quisieras saber como es que consiguió tu numero? Vamos will. Podríamos divertirnos un rato con el. — Al parecer la idea de no investigar de quien se trataba aquel sujeto sucumbió en los pensamientos del rubio tan pronto como august le propuso tal cosa.

— ¿No crees que deberíamos dejarlo ahi? — Solo quería estar seguro de que su amigo no lo dejaría solo en esto. — Quien sabe y solo se confundió de número. — se encogió de hombros restándole importancia.

— Pues hay que averiguarlo, ¿no?. — el rubio sonrió convencido y se adentró al aula cuando el timbre de ingreso sonó casi espantando a toda la comunidad estudiantil.

El rubio solo guardó su teléfono en la mochila.

[...]

— Felice, cariño. — llamó el rubio intentando captar la atención de su novia. — Hey, siquiera voltéame a ver. — Wilhelm se sentía algo triste por que sabia que no lo perdonaría así de fácil, así que restaba implorarle unas mil veces más y comprarle muchos regalos.

La morena continuaba hablando con sus amigas normalmente mientras que estas solo podían observar al pobre chico suplicando porque su novia le prestase algo de atención. Se notaba en las miradas de todas ahí que sentían algo de lástima por el rubio.

— Bien, de acuerdo. Siento mucho interrumpirlas, discúlpenme. — relamió sus labios y acto seguido se paso la mano por el cabello en señal de agotamiento para luego rápidamente retirarse de ese lugar. Un suspiro salió de sus labios y recordó la rosa que traía en sus manos. — ¿Que hago ahora con esto?. Se preguntó en un pequeño susurro.

No pensó que alguien lo estuviera escuchando.

— ¡Hey! no te ves muy alegre, ¿puedo preguntar que sucedió? Estoy muy seguro que cualquier cosa que te haya pasado no merece que estes así, animate. ¡Mira! tienes una hermosa rosa, me gusta. — aquel pequeño se veía realmente feliz, ¿de donde sacaba tanta energía?.

— Uhm, hola. No, no puedes saber qué me pasa. Y si, tengo una rosa. Adiós. — Wilhelm se sentía perturbado, solo quería desaparecer de ahi. Ese niño solo lograba que se intranquilizara.

— Oye, no te alteres. — Respondió el menor. — Solo me dió curiosidad, nada más. — Se encogió de hombros y tomó en sus pequeños puños las mangas de su suéter.

— Bien, no me interesa. — intentó continuar con su camino, pero nuevamente ese niño lo detuvo, se estaba comenzando a molestar.

— No creí que eras así, pensé que eras diferente. — Comentó con la cabeza ladeada.
No imaginó que en realidad el amor de su vida era un completo cretino.

— Disculpa, ¿cual es tu nombre?. — Preguntó el rubio. Estaba a punto de mandar al demonio a aquel niño, ¿quien se creía que era para hablar de el como si lo conociera? ¡Y para colmo se lo decía de frente!.

no, soy gay || wilmonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora