capitulo 6

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—¿Por qué lo hiciste, Wilhelm?. — susurró por lo bajo. Sus ojos lucían con una extraña mezcla de tristeza y enojo. El rubio creía que incluso estos contenían lágrimas por lo brillosos que estaban.

Cualquiera diría que en realidad el moreno estaba siendo dramático y ya, pero lo que en realidad sentía era vergüenza. Él sólo quería que el rubio fuera honesto, y con esa mentira solo le confirmaba que en el algún punto sólo se estaba burlando de él.

Pero que iluso fue.

— No, no. — negó rápidamente tomando ambas manos de Simón. Lo miró directamente a los ojos y decidió que lo más importante en ese momento sería decirle toda la verdad. — Lo que ocurre es que no puedo decir lo que en verdad soy por que nadie lo sabe, sólo tú. — lucía honesto, en verdad lo hacía.

— Pero, ¿Porqué te molestaste? aquí nadie nos conoce. — Y sí, el pequeño tenía bastante razón. Wilhelm tenía que encontrar alguna respuesta rápida.

— Absolutamente nadie puede enterarse, nadie. — profundizó sus miradas y Simón le creyó.

— Su pedido. — el cajero les entregó la caja.

— Gracias. — asintió el menor y soltó las manos de Wilhelm para poder cargar con aquella caja.

— ¿No quieres que la lleve yo?. — preguntó educadamente.

— No, está bien. — negó amable.

Ambos se dirigieron hasta una de las mesas que estaban en lo que parecía ser el patio trasero. El sol brillaba y para mejorarlo todo, eran los únicos que se encontraban ahi. El calor era un tanto insoportable, pero con aquellos helados era más que suficiente.

— ¿Empezamos?. — sonrió y le extendió una cucharita rosa pastel. Wilhelm asintió y la tomó con cuidado para así comenzar a comer.

Al parecer estaban marchando bien después de todo.

[...]

— ¿En serio pudiste con todo eso?. — la morena estaba sorprendida. Si alguien le pidiera lo que ella le pidió a Wilhelm ni siquiera lo consideraría por que las ganas de vomitar incluso estaban desde antes que comenzara a actuar.

— Si, lo hice. — asintió mientras revolvía en círculos la cuchara sobre el café.

— Que asco tener que salir con el. — susurró. — Pero gracias por ayudarme en esto. —

— Créeme que haría cualquier cosa por verte feliz. — musitó sin dejar de sonreír.

Wilhelm estaba más que feliz de poder volver a tener el mismo contacto de siempre con su novia. Habían estado alejados por unas cuantas semanas hasta que Felice se enteró de los mensajes que le llegaban a su novio. Simón era el niño que estaba detrás de el desde hace años.
Ella jamás permitiría que le quitara algo mas, ya no. Si ese niño quería jugar, eso harían.

— Solo quiero que lo ilusiones y luego lo destruyas. — miró al rubio con una sonrisa. — Destrúyelo como el lo hizo conmigo. — insistió y sonrió nuevamente al saber que Wilhelm estaba y estaría para siempre en la palma de su mano. — Dile lo mucho que te gusta, hazle creer que lo amas y sedúcelo hasta que caiga en tus manos. Abrázalo, bésalo y lo más importante, enamóralo mas de lo que ya está. — río pensando en el asco que eso podía causarle. — Al final de todo vas a dejarme disfrutar contigo de lo patético que lucirá frente a todos. — volteó a ver a Wilhelm y este asintió rápidamente. — Seré tu recompensa si eso sucede. — le sonrió.

— Haré todo lo que me pidas. Además, si tu vas a ser mi recompensa, ¿Qué mas podría pedir?. — rio sin dejar de ver a la morena.

Era un tonto enamorado, vaya que si.

no, soy gay || wilmonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora