— ¿Crees que estes listo para volver?. — preguntó su madre algo triste mientras acariciaba el dorso de su hijo con calma.
Linda estaba totalmente preparada para dejar a su pequeño regresar a su antiguo hogar, aunque eso significara que no lo volvería a ver en un muy buen tiempo.
— Yo creo que si, la verdad es que extraño mucho a Ayub y Rosh. — sonrió de lado observando con ternura las acciones de su madre.
Simón había estado viviendo con su madre y Sara durante ya tres años y un poco más. Los años que le faltaban para finalizar la escuela los concluyó en ese mismo lugar y estuvo dos años disfrutando del mismo. Pero lo más importante, su corazón sanó como esperaba. Estaba listo para volver y enfrentarse con lo que sea.
Lo único que quería era poder disfrutar el tiempo con sus amigos.
Por otro lado, su aspecto no era para nada el mismo que antes. Ahora portaba Jeans aveces oscuros y rasgados todo el tiempo, camisetas anchas, zapatos cerrados preferiblemente tenis, ni que decir de su barba de días que se había acostumbrado a llevar. Su cabello lleno de rizos que colgaban por su frente lo hacían ver adorable, a pesar de que su propósito era hacer desaparecer esa palabra de su vocabulario.
Simón ya no era el "marica afeminado", que les daba el poder a todos de burlarse de él, y sobretodo de engañarlo hasta hacerle creer que podía ser aceptado.
Todo cambió en cuestión de tiempo.
Pero él aprendió de eso, lo hizo de verdad.
Y ahora podía decir que estaba lidiando con la baja autoestima de una manera increíble.
Lo estaba logrando.
A pesar de no ser el mismo por fuera, tal vez el seguía siendo el mismo Simón amable y risueño de hace tres años.
Simón continuó siendo la persona increíble que era mientras se encargaba de sanar sus propias heridas.
Por que a pesar de trabajar tanto en ello, todavía quedaba una pequeña lesión que quizás sanaría cuando terminará de perdonar.
— Entonces no tengo nada más que decir. — sonrió. — Bueno, aunque ya he comprado tu boleto. — se quejó divertida.
El menor rio y se levantó de la silla en la que estaba sentado para seguidamente dirigirse hasta su habitación. Debía terminar de preparar sus maletas ya que le quedaban alrededor de cuatro horas para regresar a suecia.
Tomó su teléfono y marcó el número de su amigo.
— ¡Simón!. — chilló Rosh.
— ¿Rosh?. — contestó el pequeño con el ceño fruncido.
¿Donde estaba Ayub? necesitaba hablar con él.
— Sí. — respondió. — ¿No estas feliz de hablar conmigo?. — dijo notándose claramente que estaba haciendo su típica cara de enojo falso.
Simón rio.
— No, no es eso. — sonrió mientras intentaba estabilizar su maleta. — Es sólo que necesitaba decirles que me arrepentí de querer volver y ahora me quedaré por que aprobé un examen para una universidad. — mencionó con un tono serio.
— Escúchame bien Simón. O te vienes ahora mismo o te olvidas de mi para siempre, ¿entiendes?. — se escuchaba muy molesta.
El menor sabía que estaba roja de la furia.
Rio por lo bajo.
— Pero es una oportunidad increíble. — quería sonar convincente.
— ¡Vete a la mierda!. — rugió. — ¡Voy a colgarte ahora mismo!. — gritó una vez más.
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no, soy gay || wilmon
FanfictionTERMINADA se shippean personajes, no actores!! -si sos homofóbico no leas -si les molesta algo, diganlo -wilhelm y su familia no pertenecen a la monarquia -no sean lectoras/es fantasmas