La sangre cubría sus endurecidas facciones. Sus manos temblaban, y no por miedo, todo lo contrario, era por la adrenalina que se extendía por todo su cuerpo.
Miró por el espejo retrovisor, al mismo tiempo que detenía el auto cerca del camino rodeado de árboles.
Lilly temblaba con los ojos cristalizados sobre el cuerpo herido e inconsciente de su hermana. Lucia tan pequeña, hecha una bolita sobre la silueta de (T/N).
Nanami soltó una maldición audible. Salió del auto, cerciorándose de qué no había peligro, y le dio una rápida revisión a Aria, quién aún se encontraba inconsciente, cada vez mas pálida por la perdida de sangre.
Por otro lado, (T/N) no lucia tan pálida, pero se veía cansada, y tenia fiebre.
Lilly separó su cara del pecho de su hermana, y le dedico una mirada frágil a Nanami.
—Tengo miedo.
La mascara de Nanami se destruyó ante la vulnerabilidad de la niña. Extendió sus brazos hacía ella, y la misma brinco sobre el asiento para ir a los brazos de él.
La pequeña colocó su cabellera cobriza sobre el hombro de Nanami, escondiéndose en el hueco de su cuello.
No le importó que el mismo estuviese lleno de sangre y luciese terriblemente mal, al contrario, lo único que necesitaba era un refugio, y el rubio era el único consciente en el lugar, el único que podía protegerle.
Nanami no recordaba haber tenido en brazos un niño o niña alguna vez en su vida. Eran frágiles, y muy llorones, además de que el ambiente que le rodeaba no era muy propenso a tener niños, y los que habían estaban bajo condiciones deplorables que él no conocía por tener un rango alto en la mafia.
Llevó a Lilly hasta el asiento delantero, y cuándo intento ponerla en el asiento del copiloto para continuar manejando, la niña se aferro a su camisa ensangrentada como si no hubiese mañana, como si fuese una pequeña garrapata.
—Debo de manejar, siéntate aparte —advirtió el hombre con voz pacífica, acariciando la suave cabellera de la niña para que no sé asustadase.
—No me moveré, lo prometo —soltó en un susurro tembloroso, digno de una niña pequeña.
Nanami soltó un suspiro suave, y decidió que no tenia caso intentar separarla. La cubrió con uno de sus brazos, y con el otro se dispuso a manejar.
El auto volvió a encender una vez más, y mientras manejaba miro disimuladamente hacía los asientos traseros por el retrovisor.
Tu rostro adolorido era todo lo que él necesitaba para perder el control y prometerse salvarlas.
Eran suyas.
Eran suyas para protegerlas.
Mientras tanto, en otro lugar...
Los ojos rasgados del hombre fueron al tipo sobre el suelo, arrodillado frente a él, con la mirada perdida, totalmente hinchada debido a los brutales golpes en la cara.
Su mano viajo nuevamente hacia el cabello del tipo, jalándolo con fuerza, arrebatándole un grito de dolor.
—¿Cómo te atreves a perderlas? ¿Acaso no sabes lo importante que es esto?
—Señor, estábamos al tanto de ello, pero no estaban solas.
El simple soldado sobre el suelo soltó un tipo de sollozo adolorido, provocando que el hombre adulto de mirada alargada bufara, totalmente irritado. —Era evidente que no estarían solas, sabandija estúpida.
El sonido de un golpe seco resonó en la horrible estancia de aspecto descuidado, un tipo de calabozo sucio y húmedo. Se acerco a paso lento hasta el soldado, apoyándose en su bastón de madera oscura, y puso la punta del mismo sobre la cabeza cansada del malherido hombre.
—Será la última vez que suceda un error de esta magnitud —habló de forma lenta y pausada, mostrando su dominio y su nula paciencia. Sus ojos rasgados fueron al hombre uniformado junto a la salida del calabozo, haciéndole una señal que solo ambos conocían.
El cansancio en la voz del herido fue palpable. —Entendido, s-señor.
Claro que lo entendía, y claro que no volvería a suceder algo como aquello.
—Akiko, mátalo.
Los ojos hinchados del soldado se agrandaron, pero cuando intento moverse sobre el suelo, todas sus sesos quedaron regados sobre la putrefacta superficie de cemento.
El anciano no se removió, ni siquiera se sobresalto ante el tremendo ruido del disparo. Simplemente siguió su camino, saliendo de aquel asqueroso lugar ahora lleno de sangre.
Sus ojos se posaron en el vacío mientras caminaba, y sin importarle el hombre a su lado expreso para si mismo; —Al fin he localizado a mis nietas, no voy a correr el riesgo de perder mi linaje de nuevo.
¡Holaaaa! ¿Cómo están? Espero que bien... Bueno, me complace informarles que hemos finalizado la primera parte de la historia, y ahora vienen las situaciones serias, complejas y electrizantes de la historia, iniciando así con la segunda parte.
Espero regresar la siguiente semana con un capítulo nuevo, e ir aclarando varios puntos que desde el inició nos han mantenido con duda y misterio.
Me alegra ver que a varias les gusta la historia, y nunca en toda mi vida me había sentido tan feliz con algo que yo misma hubiese creado. Les agradezco infinitamente por el apoyo que me han dado, y sí tú que lees no has votado, de invito a hacerlo -si quieres, obvis- para que me impulses a actualizar con más rapidez y motivación.
Me encanta leer sus comentarios, y aunque a veces no los respondo por pena y por cuestiones de tiempo, creanme que me esforzaré en responderles todo lo que comenten.
También quiero mencionarles que en mi perfil está disponible un fanfic muy interesante de Eren Jeager y Jean Kirschten. Siempre antes de escribir hago un mapa conceptual de los capítulos y las tramas, así que sólo me queda decir que será una historia con un rápido desarrollo y mucho entretenimiento del que tanto les gusta.
Sin más que decir, creo, voy a dejarles, y espero verles pronto. ♡♡♡
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Bajo tu Piel | Nanami Kento | ©
FanfictionLa pequeñas mentiras piadosas se escapan de tus labios mientras me abrazas. Me hice la tonta desde el inicio, pero siempre supe que en algún momento simplemente me dejarías. De todas formas, nunca dije nada, porque temía perderte antes de tiempo. F...