Parte 34

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Tu madre había sido la princesa japonesa

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Tu madre había sido la princesa japonesa. 

Ahora todo tenia sentido. El porqué te habían secuestrado, y el porqué parecías ser tan importante, lo suficiente para mantenerte viva en aquel despiadado mundo. 

Tu boca se seco ante el solo pensamiento, y un sentimiento doloroso surgió desde tu pecho al recordar a tu padre, y el papel tan relevante que mantenía en la historia.

A final de cuentas era una historia de amor, pero... ¿A que costo? ¿A que precio? ¿Condenando a sus hijas?

La mano del viejo se poso en tu hombro, pero ni siquiera tenias ánimos de apartarle. —Tu padre trabajaba para mi en aquel entonces. Yo cuidaba y confiaba en él, pero me traicionó, me despojó de algo necesario para mi poder, y lo volvió totalmente inservible. No podía simplemente casarme con una mujer impura, y sobre todo, con alguien incapaz de serme leal a mi y solo a mi. 

Sonreíste sin animo alguno, sintiendo la ira florecer en tu interior. —¿No habían mas mujeres sobre el planeta o en la organización acaso? 

—Necesitaba a tu madre, específicamente. Habían otras de sus hermanas, pero eran bastardas. además de que muchas de ellas por motivos aparentes habían iniciado sus vidas sexuales, principalmente por no ser las herederas principales. 

—¿Y cual era el problema? ¿Acaso valían menos por no nacer dentro de los estándares de un matrimonio o por no ser "puras"?

—Eso pueden hacerlo los forasteros, nosotros no podemos vivir en ese mundo, aunque créeme, tu madre fue la única en importarme, y de igual forma me habría casado con ella sin importar con cuántos hombres hubiese estado.

Desviaste la mirada, sintiéndote enferma. 

—Entiendo todo, créame, pero ¿Qué demonios quiere de mí, de Lilly? 

El viejo sonrió por un leve segundo y luego plasmo una cara escalofriante en su rostro. —Ustedes son parte de mi familia ahora, Lilly crecerá entre nuestro mundo, y tu te unirás a nuestra organización.

Sus palabras fueron como veneno. Como una espalda de doble filo que carcomía en el interior de tus órganos. 

—¿Disculpe? 

El viejo soltó un suspiro largo, y luego se levantó lentamente. —Te casaras con Satoru, de esta forma ambas organizaciones se unirán a la fuerza. Ese era el plan hace veinticinco años, antes de que tu padre lo arruinase todo. 

Tu mirada se detuvo en seco al escuchar aquello. ¿Satoru? El peliblanco de ojos tan azulados como el océano mismo y de porte  extrañamente amable. A pesar de que no parece tan peligroso -aunque seguramente este ocultando su naturaleza-, no hace que sientas ni el mas mínimo deseo de confiar en el, mucho menos de casarte con su persona.

—¿Que? ¡No! No me casaré con su hijo, nunca.

—No es algo que puedas elegir, mi decisión esta tomada.

Bajo tu Piel | Nanami Kento | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora