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Christian comenzó a besarme con fuerza, poseyendo cada espacio de mi boca. Haciendo que mi cuerpo se sintiera liviano. Haciéndome sentir él, en las nubes.

El beso iba cada vez más subido de tono. Me besaba con fuerza, con urgencia, con una desesperación notoria. Dios, me hacía sentir demasiadas cosas juntas. Era un huracán de sensaciones en ese momento. Mis piernas comenzaron a sentirse como gelatinas.

Lo pegué más a mí, profundizando aquel beso apasionado que él me daba. Sensaciones parecidas a pequeñas chispas de electricidad junto con grandes voltios mezcladas con placer emergían de mi cuerpo. Cada espacio de él se sentía bien y diferente. Esas actitudes de él en modo calenturiento me encantaba aún más. Y sabía que sería difícil poder olvidar los sentimientos tan fuertes que mi corazón creó por él. Sabía que cada faceta de ese Christian sería difícil de hacer a un lado por siempre cuando culmine el plan.

Pero el plan se fue a la mierda cuando sentí la mano de el mismísimo Christian en mi espalda. Trazando círculos en ella. Acariciándola de arriba abajo. De un lado a otro. Su boca bajó de la mía a mi cuello, dejando besos húmedos, haciendo un camino de ellos, un suspiro involuntario salió de mis labios. Dios, se sentía demasiado bien eso. Aún tenía su mano en mi espalda y por un momento los nervios me atacaron.

No traigo sujetador. ¿Y si pasa su mano más... allá?

¿Porqué no me pude traer sujetado, Diosito?

Pero incluso eso lo olvidé cuando él regresó a mi boca. Lo mordí un poco fuerte, jalando su labio entre mis dientes hacía atrás para luego soltarlo y succionarlo, fuerte. Al parecer le gustó ya que agarró mis caderas y las presionó, clavando sus uñas en ellas, pero no era un dolor fuerte, no, era más bien como un dolor placentero. Su mano izquierda pasó de mis caderas a mi cuello, apretando ligeramente ahí, ocasionando que mordiera involuntariamente mi labio mientras Chris dejaba besos mojados en mi rostro, aún cuando su enorme mano permanecía presionada en mi cuello. Me encantaba eso. Que me sometiera. Que me tomara del cuello mientras hacía conmigo lo que quisiera..

Dios, era sensaciones tan fascinantes y nuevas las que Christian me hacía sentir.

Él, sin duda alguna, se estaba llevando muchas cosas de mis primeras veces, si a caso no todas.

Todo fue bonito...

Todo fue mágico...

Perfecto...

Delicioso...

Y...

Y...

Tocaron la puerta del carro.

— Mierda — mascullé entre dientes. ¿Porqué tenían que interrumpir?

Me crucé de brazos, molesta.

— Disculpen la demora — dijo Fabiola montandose luego de quitarle el seguro a la puerta.

Se hubiesen tardado más.

No conseguíamos algunas cosas — añadió Dianne, ya montada completamente.

Ojalá tampoco lo fuesen conseguido.

Ví como Christian se acomodaba en su asiento, mientras acomodaba con su mano derecha y disimuladamente a su amiguito. Me reí internamente. Y me sentí satisfecha. Si causaba muchas sensaciones en él. Sabía que mi plan estaba funcionando a la perfección. Y que tal vez Christian quería estar conmigo como loco. Talvez, estaba desesperado ya que no me podía tener.

El único problema era que todo era un tal vez. Pero eso es un avance sin duda.

— Dianne, Alana se molestó porque nos interrumpieron — Christian comentó luego de acomodarse bien allá.

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora