Lily Anderson.
Luego de estar un rato en el sillón de Abby sin hacer nada, la convencí de que me dejara maquillarla, ya que había dicho que tenía mucho maquillaje y no lo usaba. Insistí mucho, realmente mucho, y al final lo logré.
Justo ahora venía entrando a su cuarto con la cara húmeda, la había mandado a lavársela. Mientras se secaba el rostro, me indicó donde estaba todo y lo dejé sobre una pequeña peinadora con espejo que Abby tenía en su cuarto. Estaba emocionada, pero eso no iba a decirlo en voz alta.
—No me dejes como un payaso —pidió, sentándose en una silla que habíamos traído de la sala.
—Claro que no, te dejaré preciosa. Más de lo que ya eres.
Se sonrojó, y eso me hizo sonreír a mí.
Lo que si iba a confesar, es que sin darme cuenta, había empezado a decir ese tipo de cosas solo para hacerla sonrojar.
No le iba a hacer mucho, solo algo simple para enseñarle lo básico sin que se volviera confuso. Me encargué de utilizar colores que combinaran con su piel y me pidió que le hiciera un delineado como el que yo traía. Me puse nerviosa, porque apenas me podía delinear mi propio ojo. Jamás había intentado con alguien más. Pero era Abby, y si Abby me pedía tirarme de la ventana yo iba a hacerlo, así que lo intenté.
Tomé el delineador, con miedo, y traté de ubicarme para estar cómoda... pero no había manera.
—Voy a sentarme en tus piernas —avisé.
—A-ah, bueno...
Sin darle muchas vuelta, me senté sobre su regazo con mis piernas a cada lado de la silla. Mi corazón empezó con su baile de celebración en mi pecho y yo aplané los labios, tratando de controlar todo lo que estaba sintiendo.
Estaba. En. El. Regazo. De. Abby.
Hace un mes jamás me lo hubiera imaginado.
Abby parecía no saber dónde poner sus manos, al final decidió dejarlas sobre mis muslos y tuve que fingir que eso no me afectó. Pero, Dios, estaba sintiendo demasiadas cosas, sobre todo, entre mis pobres piernas. Lo cual estaba muy fuera de lugar.
Jamás me había sentado en las piernas de alguien que no fuera Luke, y estar sentada en las piernas de mi crush me hacía querer dar saltos por todos lados.
Tomé una bocanada de aire y le pedí que se quedara quieta, aunque desde que me senté parecía una estatua. Abrí el delineador y la tomé por el mentón, traté de concentrarme en sus ojos y no en sus labios.
La palabra clave: traté.
Para mi suerte, el primer ojo me quedó perfecto, casi quise besarlo. Y el segundo también, así que estaba orgullosa. Abby no hablaba, y Abby siempre hablaba, así que estaba empezando a ponerme nerviosa.
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¿Qué escribes? |LGBT|
Teen Fiction"Siempre la veía desde mi ventana, ella siempre estaba escribiendo en su laptop. Parecía olvidar cualquier cosa a su alrededor, no había vez que no luciera muy metida en ello. Tal vez eso era lo que me hacía mirarla tanto."