Nuestra historia [capítulo final]

3.5K 316 174
                                    

Lily Anderson

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lily Anderson.



Al final, no tuve que ir a la casa de Mateo. Él llegó a mi casa.

Creo que, viendo en retrospectiva, eso fue lo más inesperado de todo ese año tan diferente al resto. Tan movido. Tan cambiante. ¿Que mi progenitor llegara a la puerta de mi casa? No pudo habérseme pasado por la cabeza ni en un millón de años. Porque nunca quise eso. Nunca pensaba en él, siquiera. Solo había decidido verlo para devolverle su dinero, porque no me lo había dado en toda mi vida y no me parecía el mejor momento para hacerlo justo cuando sentía que todo se estabilizaba en mi vida. O algo así.

Créanme, amo el dinero. El dinero es igual a la felicidad. Pero sentía que el suyo era como un «disculpa por no haber estado los últimos diecisiete años de tu vida» y eso no era lo que yo necesitaba. No necesitaba nada de su parte, en realidad.

Volviendo, justamente estaba en mi casa con Abby, porque ya las cosas iban mejor que bien entre nosotras ya que ella había hablado con su hermano y yo había decidido qué hacer con Mateo, cuando tocaron el timbre de la casa.

Mi mamá y Doug estaban cocinando algo. Luke y Marco estaban en el comedor molestando a Abby para que les soltara algún spoiler y yo estaba en el sofá de la sala respondiendo comentarios de Instagram.

Quien le abrió fue Marco. El que menos tenía que ver con eso.

Recuerdo como a mamá se le cayó un cuchillo al suelo cuando su voz resonó dentro del pequeño apartamento.

— ¿Está Liliana?

Yo no reconocí su voz, claramente. Nunca la había escuchado. Pero no tuve más que levantar mi bonita cabeza para verlo de pie en la puerta. Doug lucía confundido, Luke y Marco también. Abby parecía haber visto un fantasma, era demasiado dramática. Mamá no se había movido y yo le fruncí el ceño al hombre de pie bajo el marco de la puerta.

— ¿Quién la busca? —pregunté, fingiendo serenidad, pero estaba enojada.

¿Cómo se atrevía a llegar a mi casa?

Todo su dinero estaba en la mesita del rincón. Cinco paquetes que nos habían llegado en ese último mes y si soy honesta no sabía cuánto era en total. Solo abrí el primero y ni siquiera lo conté. Me asqueaba.

No me respondió. Seguramente me reconoció. Todo me parecía demasiado dramático así que, intentando no gritarle a todo el mundo en ese pequeño salón, me puse de pie y di un aplauso sordo.

Ni sabía lo que iba a decir, en realidad.

—Sí, sí, yo soy Lily —le dije, como si yo fuera una celebridad aclarándose a algún entrevistador que no sabía de mí—. ¿Si sabes que me pusieron Lily, verdad? —le pregunté, exagerando una cara de genuina curiosidad.

¿Qué escribes? |LGBT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora