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—Así que...—. Bow se acercó a la rubia, observando cómo guardaba las cajas con "evidencia" en el auto—. ¿Vivirán juntas?

—Sólo por un tiempo, Bow—rodó los ojos, siguiendo con lo suyo, intentando ignorar al moreno—. Catra está lejos de donde vive y sabes que no podemos cruzar los bosques susurrantes. Sólo le hice un ahorro a la comisaría dejando que viva conmigo.

—¿Segura es sólo eso? Sé que se conocen desde hace tiempo...—continuó insistiendo, frenando a Adora, quien respiró, inhalando paciencia, para girarse  enfrentar a su amigo.

—Sí, Bow, sólo eso. Estoy conviviendo, no sólo con una persona que conocí hace mucho tiempo, sino que también es sospechosa de asesinato y se encuentra bajo arresto domiciliario—. A la rubia no le hizo mucha gracia aquello, pero no quería estar bajo sospecha de sus superiores al ofrecerse para ayudar. Lamentablemente, e indirectamente, ofendió un poco a su amigo, pero sabía que no debía tomárselo personalmente, puesto que tenía razón en lo que decía... y buenas razones para decirlo.

—Buu—dijo en tono infantil—. Oh, antes de que te vayas, creo que hay algo a lo que deberías de echar un vistazo.

Ambos ingresaron a la comisaría, pasando por varias oficinas hasta llegar al laboratorio.

—Estos son los resultados de la autopsia. Puedes ver que es obvio lo de las huellas y rasguños de parte de Catra, pero hay algo más.

—¿Leiurus quinquestriatus? No soy bióloga, Bow. ¿Qué es?

—Escorpión palestino amarillo. Son venenosos, aunque para una persona como Scorpia, con registro médico casi limpio, no es letal.

—¿Por qué diablos tenía veneno de escorpión en su sistema? ¿Hay posibilidades de que éste haya picado su cadáver durante el arresto de Applejuice? ¿Antes de que lleguen los policías?

—Ese es el tema. Es completamente imposible, ya que éstos viven en ambientes desérticos.

—¿Es posible que un sistema humano conviva con tal veneno?—. Adora sentía su cabeza explotar de tanta información. ¿Cómo era posible aquello? ¿Había tenido vacaciones en África, o cómo había llegado un escorpión a kilómetros de distancia?

—Es letal para niños o personas enfermas, pero para un adulto sano no. Aunque, debo aclarar, su picadura duele demasiado y su veneno te enferma, es imposible que uno pueda vivir de aquella manera. Termina en la tumba luego de un tiempo—. Bow caminaba de un lado hacia otro, mirando fijamente sus zapatos, su cabeza concentrada al 100% en su teoría.

—¿Qué estás intentando decirme?

—Es probable que alguien haya querido que Blackgarnet sufra antes de asesinarla. Pudo haber sido el mismo asesino como alguien más, o un cómplice; pero alguien le inyectó ese veneno, es literalmente imposible que ella lo haya adquirido de manera natural.

*******

—Volví—susurró al ingresar al departamento. Su baja y preocupada mirada era evidente, pero la morena se encontraba hecha un desastre sobre el sillón, mirando una serie en la tv.

—Bienvenida—dijo desganada, mordiendo una manzana.

Adora llevó las cajas, una por una, a su habitación, haciendo un espacio en el armario mientras pensaba atentamente en las palabras de Bow, uniendo cabos sueltos.

«Una mujer con un cuchillo carnicero... Veneno de escorpión... El pánico y los ataques de ira de Catra hacia gente que le importaba...»

Piense lo que piense, las pistas la dirigían a ella, pero era algo imposible. Recordaba a la perfección el haber presenciado su suicidio.

Algo que en definitiva no quería volver a vivir.

—¿Todo en orden?—Catra ingresó a la habitación, observando a la rubia moverse de un lado a otro—. Me hubieras avisado, son mis cosas. Podría haberlas acomodado yo misma—. Adora no pudo evitar soltar una pequeña risa, sonrojando a la morena en el proceso.

—Catra, tú y yo sabemos que no eres una persona organizada. Dejarías todo en las cajas e irías sacando la ropa a medida que la usas, para luego dejarla tirada en una silla, al borde de la cama o en el suelo del baño—. Se sintió expuesta, sonrojada al máximo.

—A-Al menos podría intentar ser un poco más ordenada—. Su puchero y aquella pequeña humillación la obligaron a moverse, guardando la ropa de la manera más organizada posible, sacando risas en la rubia que la pusieron más que nerviosa.

—¿Cuánto pensabas quedarte? Es mucha ropa...

—Es toda mi ropa—dijo de manera repentina, alarmando a la ojiceleste—. Sí es cierto que la idea principal era visitar a una amiga, pero también se convirtió en una excusa para escapar, por lo que simplemente empaqué todas mis cosas... O bueno, la mayoría al menos, para no levantar tanta sospecha.

—¿Escapa- ?

—Iré a acomodar mis cosméticos—. Salió de la habitación, directo al baño sin dejarla terminar su pregunta. Conociéndola, sabía que no quería conversar sobre el tema.

Suspiró, guardando los zapatos bajo la mesita de luz vacía.

***********

—Oye... no me siento muy bien—. Lonnie sentía su cabeza bombear, a medida que el intenso calor invadía su cuerpo. No entendía qué sucedía, minutos atrás se encontraba recorriendo Brightmoon para llegar a su casa y sentirse colapsar de tal manera.

—¿No te sientes bien? ¿Qué ocurre?—. Peekablue se acercó, tomando la temperatura, pero sintió frío mientras que el sudor caía de manera anormal por su cabello.

—M-Mi... cabeza... Ha-hace mucho calor...—. Su respiración comenzó a acelerarse mientras caía al suelo, sintiendo el latido de su corazón sobre sus ojos.

No escuchaba mucho más allá de zumbidos, viendo a su abogado correr de un lado a otro, llamando a una ambulancia, intentando mantenerla despierta.

—Vamos Lonnie, aguanta, enseguida llegaremos al hospital—. Su vista comenzó a nublarse, sintiendo indescriptibles punzadas en la zona de su yugular.

Maldiciendo su poca resistencia, cayó en la inconciencia, rogando porque su abogado logre mantenerla viva hasta que la ambulancia llegue.


Detrás de rejas [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora