«8»

219 50 11
                                    

—¿Adora? Pst, Adora—. Abrió los ojos alarmada, observando su entorno. Había cerrado sus ojos dos segundos, pero ahora se sentía culpable.

—¿Lonnie? ¿Cómo te encuentras?

—Me siento mejor, aunque tengo punzadas en mi pierna derecha—. Se removió incómoda.

—¿Puedo ver?—. La morena asintió con la cabeza y la rubia retiró la manta de manera sutil, revelando el gemelo de la morena.

Era algo extremadamente horrible de observar. Había una hinchazón notable en la zona que le dolía, además de algunas ampollas rojas. Sin querer observar más, volvió la manta a su lugar.

—No deberías tocarte ni rascarte. ¿Te dijo algo la enfermera?

—No, que yo sepa. Desperté hace unos segundos—. La rubia frunció el ceño, pero procedió a asentir y dejar el tema de lado.

—¿Recuerdas algo de lo que sucedió? ¿Alguien con quien hayas hablado que podría haberte hecho esto?

—Las únicas personas con las que conversé con cercanía fueron Peekablue y la oficial, la verdad no vi a nadie sospechoso—. Quedó en silencio unos segundos, pero luego pareció caer en cuenta de algo—. ¡Oh! Sentí una fea picadura saliendo de la comisaría. En el transcurso del viaje estuve incómoda, pero no sentía más que el músculo adormecido y algunos mareos, hasta que llegamos a la casa de mi abogado y colapsé.

—¿La comisaría?—. Quedó estupefacta con aquel detalle. ¿El posible asesino estuvo en la puerta de la comisaría, inclusive podría haber estado dentro de ésta, y no lo detectaron?—. Gracias por la información Lonnie—observó su reloj—. En cualquier momento llegará Bow, rotará turnos conmigo. Procura decirle cada detalle que recuerdes, todo podría ser una pista. Alguna persona sospechosa, algo que haya ocurrido fuera de lo común, lo que sea sirve—. La morena asentía, aunque sus párpados le pesaban—. Pero, si prefieres, puedes descansar un rato y cuando despiertes conversas con él otra vez.

—De acuerdo—. Simplemente bostezó y continuó durmiendo, a la vez que la puerta de la habitación se abría, dejando ver al moreno con una taza de café a medio llenar en la mano.

—¿Todo en orden?

—Se despertó recién, pero se veía cansada, por lo que le dije que tome otra siesta.

—Deberías seguir su ejemplo. Ve a casa a dormir un poco, mañana continuaremos con esto. La cuidaré bien, no te preocupes.

Despidiéndose, se subió a su auto, siendo completamente cuidadosa al respecto de no ver agujas por algún lugar.

Abrió la puerta de su departamento, viendo a Swiftie salir por la puerta gatera de su habitación. Cerró con llave y se asomó a la misma, escuchando la tranquila respiración de la morena, suspirando de alivio.

Ni se molestó en armar la cama del sillón, simplemente se lanzó boca abajo sobre el mismo con una almohada en su rostro y se dedicó a dormir.

**********

—¿Q-Qué estás haciendo? Tienes que soltar eso—susurró con terror en su sistema.

—¿Sabes, Adora? No deberías decirle a las personas qué pueden y qué no pueden hacer, eres muy mandona.

—¿Puedes bajar eso, por favor? Podrías lastimarte...

—Querida, yo no te enseñé esas cosas. ¿Por qué eres así conmigo?

—¿A-Así como?—. La rubia con sólo 16 años temblaba, observando a la mayor con una navaja en la mano.

—Tan así. Seguro fueron tus padres quienes te enseñaron esos modales—. Sus ojos se veían muertos, sin brillo ni esperanza alguna, observando su entorno.

—P-por favor, ¿puedes darme eso? Podemos hablar... Nunca quise hacerte sentir así, disculpa si hice algo mal—. Se encontraba al borde del pánico, intentando que ella no clave aquella daga en algún lugar que no debería.

—No es suficiente, linda... Nada es suficiente ya.

—Espera... No. ¡No! ¡Esperanza!

Se despertó de golpe, observando a Catra de cuclillas a su lado. Desesperada, aún media dormida, tomó las muñecas de la morena, observando estas completamente limpias, luego removió su cabello, observando su cuello y midiendo el pulso, volviendo a la tranquilidad en el momento en que recuperó la cordura.

—L-Lo siento, sólo...—se disculpó de antemano, notando la estupefacta mirada en Catra.

—No te preocupes—respondió luego de unos segundos, levantándose y dirigiéndose a la mesa seguida de la rubia—. No sabía si despertarte o no, hice el desayuno—. Adora observó la cocina confundida y sorprendida, todo estaba limpio. Miró la mesa y notó dos platos con huevo revuelto, café y jugo de naranja.

—No sabía que tenía todo esto en mi propia casa—dijo de manera irónica, sentándose, aún con el uniforme puesto.

—Sí, pues, improvisé un poco con lo que tenías. Había dos naranjas en el frutero y unos huevos en la heladera. Deberías comer bien si vas a trabajar tanto.

—Gracias, buen provecho—. Ambas comenzaron a comer mientras Swiftie se infiltró en la habitación, tomando lugar en su pequeño colchón junto a la cama.

Era un ambiente silencioso, tranquilo y reconfortante, algo que Adora no vivía desde hace mucho tiempo.

—¿Puedo saber qué pasó ayer?—preguntó Catra de manera discreta. Quería saber cómo se encontraba su amiga, le costó trabajo dormirse luego de tan pocos detalles de parte de la persona que se encontraba frente a ella.

—Sí, al parecer le inyectaron un veneno letal de serpiente. Intentaron matarla...—. Le costó pasar un bocado por su garganta, por lo que simplemente bebió jugo, intentando tragar.

—¿Se encuentra bien?

—Bow está cuidando de ella. Se siente bien, por lo que me dijo, pero tiene la pierna muy afectada. No sé qué pueden hacer en el hospital, sólo espero que el antídoto la cure lo suficiente como para que vuelva a la normalidad...

El desayuno continuó en silencio, uno más serio que el anterior debido a la conversación, pero aún así Adora se sentía tranquila.

—Gracias por hacerme el desayuno, Catra. Estuvo delicioso. —Se levantó de la mesa y procedió a llevar su plato, taza y vaso al lavavajillas. Se lavó los dientes y tomó su cinturón ya equipado—. Nos vemos a la noche—dejó un beso en la coronilla de su cabeza, agarró su celular y se fue, cerrando con llave, sin notar las rojas mejillas de la morena debido a su acto.

Detrás de rejas [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora