♪CAPITULO 8♪

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El rubio se encontraba en la habitación de Miku, ella había ido a la habitación de su hermano ya que había recibido una llamada de sus padres.

Estaba bastante pensativo, no sabía si en verdad había hecho lo correcto al haber aceptado la invitación de Mikuo pero si de algo estaba seguro, era que en verdad no quería estar en su casa.

Suspiró, en verdad le había afectado el sueño que tuvo esa mañana, no podía parar de pensar en ello y eso solamente hacía que se sintiera cada vez mas decaído.

- Senpai... ¿te encuentras bien? -al parecer la aquamarina había terminado de hablar con sus padres.

-Claro... todo está bien, no te preocupes Miku. -dijo tratando de darle una sonrisa a la chica demostrando que todo estaba bien pero le fue imposible engañarla.

-Senpai...-dijo mientras se acercaba a él, se  encontraba sentado en la alfombra por lo que ella acomodó su falda para poder estar mas cómoda. -Puedes contarme lo que sea.

Aquellas palabras sorprendieron al rubio, no sabía que decir pues estaba tan avergonzado de que una chica lo estuviera tratando de consolar.

-Miku...

-S-sé que no somos tan cercanos como para contarnos todos nuestros problemas pero...en verdad me preocupas senpai...

-Miku yo...-  no pudo terminar su oración ya que Miku lo abrazó tratando de darle más confianza.

-Solo... dí lo que te preocupa, yo te escucharé. -dijo mientras apretaba más aquel abrazo que llenó al rubio de emociones.

-Yo... lo siento...-dijo tratado de ocultar aquellas lágrimas que escaparon de sus bellos ojos azules; se sentía mal y ya no lo ocultaría, pensaba contarle a su amiga lo que pasaba pero el simple hecho de recordar todo lo hacía sentir fatal.

Ella tampoco dijo nada, solamente trató de aguantar sus enormes ganas de llorar al saber que su preciado senpai se encontraba realmente mal. Decidió apretar todavía más aquel abrazo que la mantenía tan unida al chico y permaneció en silencio dándole a entender al joven que podía desahogarse todo lo que quisiera.

[...]

Habían pasado aproximadamente quince minutos desde el "incidente".

Len no dejaba de disculparse con Miku por todo lo anterior, pero la chica solamente le sonreía amablemente mientras le decía que no pasaba nada.

-Senpai es mejor que dejemos esto así, no pasa nada porque te hayas desahogado conmigo.

-Aun así, lo siento. -dijo mientras bajaba su mirada avergonzado.

-No pasa nada en serio. La próxima vez que te sientas mal espero que me puedas contar lo que te pasa para así poder ayudarte.

-Miku eres increíble ¿lo sabías?

Miku se sonrojó bastante ante aquellas palabras, no era la primera vez que le decían algo así pero el hecho de que haya sido Len, hacía que aquellas palabras tomaran otro significado para ella. 

-Gracias...

-¿Eh? pero si no hice nada... yo te agradezco a ti por haberme escuchado y... siento no poder contarte la razón de ello.

-No te preocupes, lo importante es que ya te sientas mejor o...¿no es así?

-¡Todo lo contrario! Me siento mucho mejor, gracias de nuevo y lo siento...

-Dejemos esto así creo que no llegaremos a nada si seguimos de este modo.

- Tienes razón.

En ese momento, la voz de Mikuo se escuchó al otro lado de la puerta. Había ido a informarles que era hora de cenar. Sin pensarlo dos veces ambos jóvenes se levantaron de sus asientos y se dirigieron hacia la cocina donde el mayor los esperaba ansioso pos saber si a su invitado le gustaría la comida que había preparado.

Su cena fue tranquila, se conocieron mejor y contaron historias de sus familias, nada que un grupo de amigos recién conformado no haría.

(...)

Había disfrutado bastante la compañía de ambos aquamarinos pero en especial la de la joven de dos coletas. Lamentablemente, había llegado la hora de retirarse, sentía que ya había causado bastantes molestias así que para no seguir 'molestando' les informó a ambos jóvenes que debía volver a casa.

Se disponía a irse cuando un auto se estacionó frente a él.

-¿Pensaste que te dejaría ir así nada más? -era Mikuo, al parecer iba solo así que decidió entrar al auto.

-¡Esperen! -se escuchó dentro de la casa pero antes de que la dueña de esa voz pudiera abrir la puerta, Mikuo arrancó dejando a su hermana bastante molesta.

-Eh...

-¿Pasa algo Len?

-Bueno...¿por qué dejaste a Miku encerrada?

-Necesito hablar contigo sobre algo pero es algo que ella ni nadie más puede saber. ¿Estás dispuesto a escucharme?

El chico solo tragó en seco ¿ y si era algo malo? ¿y si ya ni podía ser amigo de Miku? estaba bastante nervioso, no sabía si sería algo bueno o no. Estaba bastante nervioso hasta que la voz de Mikuo lo llamó:

-¿Te encuentras bien?

-¿Eh...? ¡Si! 

-Len si no estás seguro de hablar conmigo te entiendo, no te obligaré a nada.

Al parecer no era algo malo y tampoco perdería la amistad de Miku así que se tranquilizó.

-Está bien. Hablaré contigo.

-¿Estás seguro? -Dijo el mayor preocupado.

-Claro, si es algo en lo que pueda ayudar lo haré.

-Bien...¿te parece hablar en este parque?

-Claro, por mi no hay problema.

-Bien...

Mikuo detuvo el auto frente al ya antes mencionado parque, ambos bajaron y se dirigieron hasta una pequeña banca que se encontraba cerca.

El lugar se encontraba bastante tranquilo, era normal, después de todo era un día martes ya pasadas las nueve de la noche, ¿ Qué clase de loco estaría en un parque a tales horas de la noche en un día martes? Cierto, ellos eran esos 'locos'.

Al parecer era un tema complicado ya que Mikuo no sabía  como comenzar a hablar. Lo mejor era darle tiempo, se sentía en deuda con él y su hermana por haberlo ayudado aún sin saberlo.

-Len... -la voz del mayor mostraba preocupación.

-¿si? - dijo temeroso de lo que pudiera pasar después de esa conversación.

- Es sobre Miku...

Continuará...

𝐄𝐋 𝐒𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐀 [𝐌𝐈𝐊𝐔𝐗𝐋𝐄𝐍]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora