♪CAPITULO 13♪

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La conversación con la peliverde la había dejado bastante pensativa.

¿En verdad su senpai estaba preocupado por ella?

No podía evitar sentirse feliz pero ese sentimiento rápidamente fue reemplazado por la culpa de haberle gritado antes.

Suspiró, si en verdad quería ser cercana a él, debía pedirle disculpas y tratar de remediar el daño. Pero la verdad no estaba lista para encararlo, volvió a suspirar mientras estiraba sus brazos sobre el escritorio.
Cerró sus ojos pensando en cómo le pediría disculpas no solo a Len sino también al pelirrojo que se encontraba con ellos en ese momento.

Sus ojos se sentían cada vez más pesados hasta que, dejó de sentirlos. Se había quedado dormida. Algo bastante raro en ella, ya que por más cansada que estuviera nunca dormía durante el día.

Estaba profundamente dormida pero aún así sus oídos lograron captar el sonido de la puerta del aula siendo abierta por alguien, pensó en abrir sus ojos para ver de quién se trataba pero cuando lo hizo, éstos se encontraron con los más hermosos ojos que había visto en su vida.

Era Len, no supo en que momento el rubio se sentó a su lado y se recargo en el escritorio viéndola fijamente.

-¿Eh? -dijo mientras saltaba hacía atrás.

-¡Oye ten cuidado! -dijo parándose para tratar de atraparla.

En cuestión de segundos, el rubio se encontraba abrazándola por la cintura, sus manos estaban en su pecho y sus rostros estaban bastante cerca.

Ambos permanecieron viéndose fijamente, Miku estaba más que nerviosa, sentía que en cualquier momento caería de rodillas al piso, solo pedía que Len se alejara o terminaría besándolo.

Al parecer ella no era la única con esas intenciones, Len fijo su vista en los rosados labios de la aquamarina, no podía despegar su vista de estos, era como si le rogaran que los probara pero no lo haría, era imposible que él le hiciera eso a su amiga.

Se alejó lentamente al paso que soltaba su agarre en la cintura de la chica.

-L-lo siento...

-E-está bien... G-gracias.... -dijo totalmente roja mientras evitaba la mirada del mayor.

-Eh... ¿Miku?

-¿Si?

Pareció dudar un momento pero no podía desperdiciar esa oportunidad.

-¿Te sientes bien?

-¿Eh? Sí... Está todo bien ¿Por qué la pregunta? -dijo un tanto sorprendida.

-Bueno... Es solo que ésta mañana no te mirabas muy bien y me sentía bastante preocupado. Por eso vine aquí. - estaba nervioso, no solo por lo que acababa de pasar sino que también el tener que decirle algo tan vergonzoso para él.

Los ojos de Miku se abrieron como platos al escuchar las palabras del rubio. ¿Así que de verdad estaba preocupado por ella? No podía evitar el sonreír torpemente.

-¿Miku...?

-¿Eh? ¿Si?

El chico solo la miró con una mirada preocupada, pensaba que tal vez solo la hizo sentir incómoda con lo que había pasado, pero, ¿Cómo podría dejarla caer? Podría ser alguien a quien no le importaban las demás personas que no fueran cercanas a él, pero Miku ya ocupaba un lugar en su corazón, la conocía de tan solo un par de días atrás pero, en verdad la consideraba alguien especial.

-...No es nada. -dijo mientras agachaba su cabeza un tanto avergonzado.

-¿Seguro?

-Si... Solo quería asegurarme, es todo.

-Ah... Ya veo.

El lugar quedó en silencio tras las últimas palabras de la chica. No era incómodo, todo lo contrario, pero ambos permanecían nerviosos de algún modo.

—eh.. ¿Senpai? —dijo en un intento de calmar los nervios.

El rubio solo la observó.

—...¿Si? —dijo finalmente.

—¿Pasó algo con Mikuo?

El mayor la miró sorprendido, era bastante obvio que Miku no sabía que era lo que su hermano le había dicho al rubio, y eso la estaba haciendo preocupar.

—... No.... Solo hablamos un poco en el camino. — dijo tratando de esconder la verdad. —¿Paso algo cuando volvió a casa?

—No... Es solo que siento que me esconde algo.... En fin, creo que solo estoy un poco estresada por el cambio de colegio y demás. Siento haberte gritado ésta mañana senpai.

—No tienes que disculparte, entiendo perfectamente que hay días en que quisieras estar completamente sola, y a veces, sientes miedo de estarlo. Los humanos somos seres bastantes peculiares.

—... Tienes razón...

—Bueno, entonces no te preocupes, por lo que hablé con tu hermano ni tampoco por haberme dejado con Fukase ésta mañana.

La aquamarina se sonrojó al recordar cómo había "abandonado" a Len junto a su otro senpai aún viendo que Len parecía molesto con el pelirrojo.

—Lo siento... —dijo mientras bajaba su cabeza en una pequeña reverencia.

Al mayor le causo cierta gracia que la chica estuviese tan preocupada por él cuando ella no se encontraba bien.

— Creo que ya lo he dicho, pero, está bien Miku. Te entiendo completamente.

—Senpai...

—¡Bien! Es hora de ir a comer algo, ¿Vamos? —dijo ofreciendo su mano amablemente.

—Si... —dijo sonrojada al paso que aceptaba gustosa la mano del chico.

Ambos sonrieron, habían logrado calmar las preocupaciones por el otro y eso era suficiente para volver a sonreír sinceramente.

—Bien, entonces vamos, pequeña dama.

Y así, ambos jóvenes salieron de aquella aula que fue testigo de un momento que tal vez para ellos no fue importante en ese momento, pero lo sería en algún futuro no muy lejano...

Continuará...





𝐄𝐋 𝐒𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐀 [𝐌𝐈𝐊𝐔𝐗𝐋𝐄𝐍]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora