Capítulo 3

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Llegué a mí consultorio,dejé mi pequeña mochilla sobre una silla que estaba frente al escritorio,las carteras no eran de mi agrado,prefería las mochillas y también así tenía más espacio para andar lo que quisiera.

Me senté y comencé a firmar los papeles que estaban sobre el escritorio,al llegar al último me tensé,me dejó helada,hasta se me fue el color,ya había olvidado ese nombre por completo: Martina de la O.

Aún me atormentaba ese caso,yo no tuve culpa alguna,solo quería ayudar.

Me levanté y salí corriendo a buscar a Susan.

-Susan,quiero hablar contigo-dije alterada y nerviosa a la vez.

-Sí,¿de qué?-preguntó sorprendida.

-Martina de la O,hay un documento con ese nombre,¿qué pasa?-gesticulé,mi pecho subía y bajaba.

-Señorita yo no sé nada,a mí me lo entregó el señor Bernie,para que lo firmara usted.

-Gracias-respondí alejandome.

Iba algo alterada,me dirigía a la oficina de Bernie,era el encargado del área de psiquiatría del hospital Saint,era una gran persona,lo consideraba mi padre.

Él era alto,delgado,ojos avellanas,de cuarenta y cinco años de edad,teníamos bastante tiempo de convivir.

Toqué y entré al escuchar su "puedes pasar".

-Bernie,¿puedo hablar contigo?-dije seria.

-Claro cariño-me respondió sonriendo,la paciencia era su fuerte.

-Me senté y le extendí el papel para que lo viera.

-Martina de la O,¿te suena?,sí verdad.Ambos sabemos que no era algo tan grave cuando la atendí.

Suspiró,agarró el papel y no se digno en leerlo,estaba claro que ya lo había revisado,con el simple hecho de tener el sello de Eleveng.

-Sí lo se,ese documento es del hospital Eleveng,me preocupa y tú también Mady-indicó con los dedos entrelazados,tranquilo.

-Lo sé,pero eso no fue mi culpa,no tuve culpa alguna-comenzaba a faltarme el aire.

-Ya lo sé,no entiendo para que enviaron eso.

-Pero Bernie imagínate,¿si quieren abrir eso?-solo de pensarlo me preocupaba.

-No lo permitiré,jamás-su tono fue decidido y seguro.

-Gracias Bernie-me levanté y le dí un abrazo.

Salí y fuí a tomar aire al patio de frente,me preocupaba y aún no habían dicho nada.

A veces me arrepentia de haber agarrado el caso yo y no la psicologa,pero no sabía que eso pasaría y mi devoción por ayudar me llevó a hacerlo.

Levanté la vista y ví a Xander,tan coqueto y tierno como siempre,me sonrió pero lo ignoré,yo andaba la cabeza en otro lado.

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Maday [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora