Capítulo 23

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Nota:
Este capítulo puede que tenga escenas o que me mencione algo y sea bastante explícito y te abra la imaginación. Solo te pido que lo leas si tú quieres.


Maximiliano Wester

Mis ojos no procesaban lo que veían, era Mady acostada en su cama, en posición fetal y manchada de sangre, sin pulso, con las muñecas de las manos cortadas, fue todo y no pude más, quebré en llanto. Era mi hermana y no podía estar muerta.

Me acerqué y me senté en la cama, apoyando su cuerpo sin vida contra el mío, aferrándome como si no existiera mañana, era mi hermana, mi todo.

Lágrimas se deslizaban por mi rostro sin parar, dolía, claro que lo hacía, no podía verla así, no creía y no quería creerlo. Soltaba gritos ahogados contra su cuerpo, mi cuerpo temblaba y las lágrimas no se detenían, dolía demasiado.

-¿Por qué, por qué tú? Tú no, tú no ¡carajo!-mi garganta árdio de tanto gritar-. No me dejes, no lo hagas Mady, por favor.

Me quedé más de una hora con ella, aferrado a su cuerpo.

Su teléfono vibró y me hizo dar un brinco, para mi sorpresa era Xander.

-Mady-habló.

-Soy M-Max-respondí con la voz entrecortada.

-Max, ¿Qué ocurre? ¿Estás llorando?

-Mady está muerta.

Lo solté de golpe, me dolió la garganta solo de pronunciar esas palabras.

No dijo nada y colgó.

Me dediqué a observar a Mady, era bonita, demasiado. Su largo cabello castaño y lacio, su piel pálida como la mía, sus labios rosados y su bonita nariz. Ya no vería esa bella sonrisa de sus labios, ya no vería esos hermosos ojos cafés, su brillo ya no lo vería, ya no vería sus ojos achicarse cuando reía a carcajadas, ella ya no está aquí, conmigo.

Como en media hora llegó Xander, estaba pálido y llorando, se acercó y se aferraba a Mady, como si no hubiera nada más en este mundo, él la quería, pero fue muy tonto con ella, con todo lo que le ocultó, yo no le guardaba rencor, ella lo había perdonado y yo igual.

-No nena, tú no-dijo contra el cuerpo de Mady-. Tú no Mady, tú no pequeña, por favor abre los ojos y sonríe, por ti y para tí, nena.

Agarré mi celular para hablar y que vinieran por el cuerpo de Mady.

Ví un papel encima de la mesa, lo agarré con las manos temblorosas, tenía mi nombre, lloré como niño pequeño luego de leerla, me dolía todo lo que había escrito.

Aparté a Xander que estaba más muerto que vivo, besé su frente que yacía helada por el tiempo de muerte.

-Te amo mi Mady.

...

Tenía la cabeza apoyada contra la pared, mis manos apretando mis rodillas, que las tenía contra mi pecho.

Me había quedado solo, sin nadie a mí lado. Mi pecho dolía de tanto llorar, ya no salían lágrimas, parecía un cascarón vacío, un cuerpo sin alma, ya nada sería igual.

Me costaría salir de esta, pero lucharia, por mí y por ella.

-Hasta siempre, Mady.

                                    FIN

Maday [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora