Capítulo 4

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Max me observaba desde el comedor,yo sentía su mirada clavada en mí,pero no quería voltear a verle.

Me dedicaba a observar la bonita luz de luna,eran las siete de la noche y él no iría a trabajar porque hace unas horas había salido de turno.

Estaba así por la llamada de Bernie,mañana iba a llegar al Hospital el director del Hospital Psiquiátrico Eleveng.Marcko Santana era conocido por ser un hombre bastante rudo en sus decisiones,estaba nerviosa.

Sentí los pasos a mí espalda y luego unos brazos enrollándose por encima de mis hombros.

-¿Quieres hablar?-preguntó con la voz dulce,haciéndome calmar.

-Sí-murmuré.

Me soltó y nos sentamos en el suelo,quedando frente a frente.

-Es por el caso de Martina-inicíe,el abrió los ojos como plato,sabía la historia detrás de ese nombre-,me enviaron un papel del Hospital Eleveng y mañana irá el director Marcko Santana,quiere hablar sobre el caso-bufé soltando aire.

Max me observaba,procesando toda la información que solté súper rápido.

-Mira Jenny,tú tranquila,todo va salir bien-me regaló una sonrisa de boca cerrada-. Además tú no tuviste la culpa de que eso pasará,no carges con la culpa de algo que no te corresponde.

Le sonreí más tranquila.

Max y sus consejos siempre te hacían sentir mejor y hacía que confiarás en tí misma.

-Gracias Maxi.

Sonrió,negando con la cabeza,ese apodo le divertía.

Se levantó y desde las gradas me gritó:

-Ya duérmete,Jennifer.

Aún no me acostumbraba a que me llamará por mi primer nombre.

Le hize caso y me fuí a tirar a la cama,olvidando del mundo un momento.

...

Al levantarme,ví que eran las seis de la mañana,me duché y me cambié,no comí nada por la preocupación y porque Max estaba bien dormido,no hizo desayuno.

Salí camino al hospital,la mañana era muy preciosa.

Al llegar me estacioné en el mismo lugar,al fondo de todo el gran parqueo.

-Buenos días Mady-dijo una voz familiar,era Xander.

Mi corazón comenzó a latir más fuerte por los nervios,me giré y me lo encontré con una sonrisa en su bonito rostro.

-Hola Xander-mi voz sonó entrecortada y él de inmediato supo que algo me pasaba.

-¿Qué pasa? Te notó triste.

-Te busco luego,¿si?-rogué en mi interior para que aceptará,no quería hablar ahorita de eso.

-Sí,en la morgue me encuentras siempre.

-Ok,adiós-mi voz fue fría,pero era por lo mismo que me atormentaba.

Entré al hospital y comencé a caminar por todo el blanco pasillo,hasta llegar a mí consultorio,la puerta estaba entreabierta,al entrar me encontré a Bernie sentado.

-Bonito día-saludé,depósitandole un beso en la mejilla.

-Hola Mady,aún falta media hora para que venga el doctor.

Asentí,dejando la mochilla sobre la silla y sentándome a la par de Bernie,en el sofá.

Como faltaba para que llegará el doctor,comenzamos a hablar e muchos temas triviales,nos metimos tanto en la conversación que no nos dimos cuenta que eran las nueve,hasta que llegó Susan a informar.

Nos levantamos para dirigirnos al consultorio de Bernie,donde nos esperaba.

Mi corazón latía fuerte,pero comencé a calmarme al recordar las palabras de Max.

No tenía que cargar con una culpa que no es mía.            
 

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Maday [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora