2.

2.4K 208 16
                                    

Caminaba por la calle con el frío colandose en mi abrigo y en mis manos, que parecían no bastar con los guantes para protegerme del frío.

Al llegar la estancia saludé a Jésica sin mucho tiempo para luego ir a mi habitación.

Al llegar, abrí la puerta y un calor me recibió haciendo que mi piel se erize ante el repentino cambio de clima.

Camine hasta la habitación pequeña de los camas, al llegar ahí funci las cejas viendo a Daniela bailando con no más que un shot de tela y una remera que se pegaba a su cuerpo por toda la habitación.

—Oh, Jay. — Grito en cuanto me vió.

—¿Cómo no tienes frío? — Dije viendo su shorts rosa.

Ella sonrió. —Aqui hace calor.

—Pero no tanto. — Opine.

—Solo deja de ser amargado.

¿Amargado yo? Cuánto piensa que tengo? ¿60 años?

—No soy amargado. — Me defendí.

Nadie le arrancaba la sonrisa. —Pues pareces. — Dijo con naturalidad.

—¿Parezco? — Arquie una ceja.

Daniela se sentó en la cama, su pecho bajaba y subía y su respiración era agitada. —Mira Jay —La forma  dijo mi nombre me dió escalofríos. —No te conozco demasiado y solo has estado aquí por dos días pero no he visto que hayas salido, estado con amigos o hasta una novia durante el tiempo. — Hizo una pausa. —¿Que me dices? — Sus ojos brillaban con la diversión que el momento le porporcionaba.

—Si he salido. Acabo de venir.

—De el instituto. — Termino.

Mis mejillas ardían. —¿Y si no salgo qué?

Ella alzó las manos. —Tanquilo Jay-Jay, solo digo.

—¿Cómo me llamaste?

—Jay-Jay.

—Me llamo Ross. —Dije con dureza.

No hizo ni el más mínimo gestó ante mi corrección. —Bien, Ross.

Camine hasta mi cama con enfado. ¿Está chica eran Siempre así de entrometida? Dios.

—¿Y tienes amigos aquí Ross? — Volvió a hablar.

—No.  — Deje mi bolso a un lado de la cama.

—Oh, que triste. — Uso un tono burlón. — ¿Quieres venir conmigo?

—¿Por qué me presentarias amigos tuyos? — Inquiri.

—Por que no pierdo nada.

—Gracias, pero no. No quiero conocer a tus amigos. —No pretendía ser descortés pero no me daba gana de oír sus burlas a todo momento.

—Oye, no te enojes Ross. —Sin pedir permiso se sentó en mi cama.

¿No sabes lo que es el porfavor?

—No estoy enojado. —Dijo sin mirarla.

—Bien, entonces dime que sí. — Parecía retarme a eso.

—No voy a decirte nada.

—Vamos. — Insisto. —Vamos, vamos.

Bufé irritado, Daniela perece ser igual de irritable que Ellie. —Bien, solo cállate.

Ella salto de mi cama a la suya. —Oh que bien. Ya verás, la pasarás genial, de eso me encargo yo.

Bueno, no podía negar que se veía muy tierna saltando de una cama a otra ¿Por qué no podía ser así siempre? Nop, ella es revoltosa.




Compatibles? -Jay Ross. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora